martes, 27 de mayo de 2014

¿Por Qué Mientras Más Buscamos A Dios, Las Cosas Nos Resultan Peor?



¿Por Qué Mientras Más Buscamos A Dios, Las Cosas Nos Resultan Peor?



    Debemos tratar un problema muy común que nos hace muchas veces abandonar nuestra devoción personal, y es que cuando comenzamos a buscar una relación con Dios, nos empiezan a suceder muchas cosas malas a la vez. No siempre es así, pero la mayoría de las veces sucede. Por supuesto, si usted fuera el demonio y supiera que ¡a relación con Jesús es la base de la vida y el crecimiento cristiano, usted haría todo lo que estuviera a su alcance para desanimara la persona que busca a Dios. Pero lo que más me sorprendió cuando lo experimenté por primera vez fue este pensamiento: “¿Es Dios tan poderoso que pueda evitar que sucedan estas cosas?” La respuesta es fascinante y se encuentra en los dos primeros capítulos del libro de Job. Veamos lo que dice, empezando con el capítulo 1, versículos 6 al 8: “Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás. Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? “Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: De rodear la tierra y de andar por ella. “Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?” El argumento de Satanás era: “Vengo de la tierra. Soy el encargado de ella”. El argumento de Dios era: “Tú no eres el encargado de nada. ¿Has visto a mi siervo Job?” “Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de balde? ¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra. Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia. “Dijo Jehová a Satanás: He aquí, todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él. Y salió Satanás de delante de Jehová” (Vers. 9-12). ¿De qué se trataba? La acusación de Satanás era que el único motivo por el cual Job servía a Dios era porque había recibido riquezas y bendiciones de Dios, ¿no es así? Esta era su acusación. Y por lo menos en el caso de Job, Dios vio bien en su sabiduría, deja que Satanás tratara de probar su punto. De modo que le dio permiso. Y Satanás se acerco a Job con todo su armamento, por así decirlo, y arrasó con todas sus posesiones materiales, y hasta con sus propios hijos. Ahora bien, Job no lo comprendió. El pensaba que era Dios quien le habla quitado todo lo que tenia (Ver. 11). Siempre ha existido una enorme incomprensión de Dios, ¿no es cierto'? Pero a pesar de que Job no comprendía el carácter de Dios, no se convirtió en un insensato más. Mantuvo su confianza en Dios. Job debe haber conocido a Dios lo suficiente como para demostrar una confianza capaz de persistir aun ante cualquier malentendido. Vayamos al capítulo 2. “Aconteció que otro día vinieron los hijos de Dios para presentarse delante de Jehová, y Satanás vino también entre ellos presentándose delante de Jehová. “Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondió Satanás a Jehová, y dijo: De rodear la tierra, y de andar por ella. “Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal, y que todavía retiene su integridad, aun cuando tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa?
    “Respondiendo Satanás, dijo a Jehová: Piel por piel, todo lo que el hombre tiene dará por su vida.
    “Pero extiende ahora tu mano, y toca su hueso y su carne, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia. “Y Jehová dijo a Satanás: He aquí, él está en tu mano; mas guarda su vida. “Entonces Satanás salió de la presencia de Jehová e hirió a Job con una sarna maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza” (Vers. 1-7). Y Job siguió manteniendo su integridad. La esposa de Job, sin embargo, no la siguió manteniendo. Job había perdido todo lo que tenía, excepto a su esposa. Pero el diablo sabía que ella sería un instrumento útil en sus manos. Tan pronto como se posesionó de la señora de Job, debe haberse sentado y sonreído y quizás hasta felicitó a sus secuaces recordándoles que si seguían insistiendo, también vencerían a Job.
    Satanás sabe que todo lo que necesita hacer para mantenernos en sus filas es lograr que nos apartemos del
Compañerismo personal con Dios. A él no le interesa mucho lo que nos induce a hacer o no hacer. Muchas veces se goza tanto en lo que hacemos mal como en lo que hacemos bien si nos mantenemos alejados del mal mediante nuestro propio esfuerzo. Evidentemente, Satanás elige en forma arbitraria dejar a algunos en el trono, mientras empuja a otros al abismo. La persona puede perderse no sólo por gloriarse en sus éxitos
Si los ha logrado apartado de Jesús, sino también, y con mayor razón, por hundirse en sus fracasos.
    De modo que a Satanás probablemente poco le importa lo que nos cause hacer o no hacer en lo que a malos actos se refiere. Lo que de veras le preocupa es cuando una persona empieza una relación más estrecha con Dios. Se desespera cuando ve que alguien se interesa por la salvación por la fe, porque sabe que al final será derrotado. De modo que cuando empezamos a interesarnos en conocer a Dios, el enemigo reúne
Su comisión de medios y recursos para evitar que esto suceda en nuestra vida.
    ¿Cuál era el secreto de Job? Cuando Job probó ante el universo y ante las fuerzas opositoras de la gran controversia entre Cristo y Satanás que él amaba, fue entonces como Dios pudo llegar con sus bendiciones y hacer huir al diablo. Y al final, las bendiciones de Job se duplicaron.
    Cuando el enemigo nos acusa diciendo
    Que nuestros motivos al buscar a Dios son egoístas, Dios permite que el diablo intente probar su punto hasta que nuestros verdaderos motivos se nos revelan a nosotros mismos, al enemigo y al universo entero. Dios siempre ha sido justo, hasta en sus tratos con el enemigo. Y, llegará el tiempo, por cierto no muy lejano, cuando toda rodilla se doblará y toda lengua confesará que Dios ha sido justo e imparcial (Filipenses 2:10,11). Y el mismo Satanás doblará sus rodillas y admitirá que Dios nunca ha sido injusto.

Por: http://foroadventista.org/forum/showthread.php?46243-%BFpor-qu%E9-mientras-m%E1s-buscamos-a-Dios-las-cosas-nos-resultan-peor

martes, 20 de mayo de 2014

EL PODEROSO LIBERTADOR

Mayo 20. 
EL PODEROSO LIBERTADOR

"Extendí mis manos todo el día a pueblo rebelde, el cual anda por camino no bueno, en pos de sus pensamientos." Isa. 65: 2.

El Señor Dios, mediante Cristo, extiende su mano durante todo el día invitando al necesitado. Recibirá a todos. Da a todos la bienvenida. No rechaza a ninguno. Se gloría en perdonar al más empedernido de los pecadores. Quitará la presa al valiente y librará a los cautivos; arrebatará el tizón del fuego. Hará descender la cadena dorada de su misericordia a las mayores profundidades de la desdicha humana y de la culpa, y levantará al alma envilecida, contaminada por el pecado. Pero el ser humano debe querer aproximarse y colaborar en la obra de salvar su alma, utilizando las oportunidades que Dios le da. El Señor no fuerza a ninguno. El inmaculado vestido de bodas de la justicia de Cristo está preparado para cubrir al pecador; pero si éste lo rehúsa, debe perecer.

El registro del pasado puede borrarse con la sangre de Cristo, y la página puede quedar limpia y blanca. "Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana" " (Isa. 1: 18).

Las palabras pronunciadas por Jesús: "Tus pecados te son perdonados" (Mat. 9: 2), tienen un inmenso valor para nosotros. Él dijo: He llevado tus pecados en mi propio cuerpo en la cruz del Calvario. Él ve vuestras aflicciones. Su mano se posa sobre la cabeza de cada alma contrita, y Jesús se convierte en nuestro Abogado delante del Padre, y nuestro Salvador. El corazón humillado y contrito recibirá una gran bendición con el perdón...

Podemos repetir a otros su tierna compasión, a otros que vagan en el laberinto del pecado. Debemos revelar tiernamente a otros la gracia de Cristo que nos ha sido manifestada. El alma se llenará de una gran ternura y compasión por seres humanos que todavía están bajo el control de Satanás. Cristo se multiplicará en cada hombre y mujer que cree en él, porque habrán de vivir nuevamente la vida de Cristo al bendecir, iluminar y brindar esperanza, paz y gozo a otros corazones.

domingo, 18 de mayo de 2014

Dios con Nosotros - Deseado de Todas las Gentes

Dios con Nosotros

"Y SERÁ llamado su nombre Emmanuel; . . . Dios con nosotros." "La luz del conocimiento de la gloria de Dios," se ve "en el rostro de Jesucristo." Desde los días de la eternidad, el Señor Jesucristo era uno con el Padre; era "la imagen de Dios," la imagen de su grandeza y majestad, "el resplandor de su gloria." Vino a nuestro mundo para manifestar esta gloria. Vino a esta tierra obscurecida por el pecado para revelar la luz del amor de Dios, para ser "Dios con nosotros." Por lo tanto, fue profetizado de él: "Y será llamado su nombre Emmanuel."

Al venir a morar con nosotros, Jesús iba a revelar a Dios tanto a los hombres como a los ángeles. El era la Palabra de Dios: el pensamiento de Dios hecho audible. En su oración por sus discípulos, dice: "Yo les he manifestado tu nombre"- "misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en benignidad y verdad, "-"para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos." Pero no sólo para sus hijos nacidos en la tierra fue dada esta revelación. Nuestro pequeño mundo es un libro de texto para el universo. El maravilloso y misericordioso propósito de Dios, el misterio del amor redentor, es el tema en el cual "desean mirar los ángeles," y será su estudio a través de los siglos sin fin. Tanto los redimidos como los seres que nunca cayeron hallarán en la cruz de Cristo su ciencia y su canción. Se verá que la gloria que resplandece en el rostro de Jesús es la gloria del amor abnegado. A la luz del Calvario, se verá que la ley del renunciamiento por amor es la ley de la vida para la tierra y el cielo; que el amor que "no busca lo suyo" tiene su fuente en el corazón de Dios; y que en el Manso y Humilde se manifiesta el carácter de Aquel que mora en la luz inaccesible al hombre.

Al principio, Dios se revelaba en todas las obras de la creación. Fue Cristo quien extendió los cielos y echó los cimientos de la tierra. Fue su mano la que colgó los mundos en el espacio, 12 y modeló las flores del campo. El "asienta las montañas con su fortaleza," "suyo es el mar, pues que él lo hizo." Fue él quien llenó la tierra de hermosura y el aire con cantos. Y sobre todas las cosas de la tierra, del aire y el cielo, escribió el mensaje del amor del Padre.

Aunque el pecado ha estropeado la obra perfecta de Dios, esa escritura permanece. Aun ahora todas las cosas creadas declaran la gloria de su excelencia. Fuera del egoísta corazón humano, no hay nada que viva para sí. No hay ningún pájaro que surca el aire, ningún animal que se mueve en el suelo, que no sirva a alguna otra vida. No hay siquiera una hoja del bosque, ni una humilde brizna de hierba que no tenga su utilidad. Cada árbol, arbusto y hoja emite ese elemento de vida, sin el cual no podrían sostenerse ni el hombre ni los animales; y el hombre y el animal, a su vez, sirven a la vida del árbol y del arbusto y de la hoja. Las flores exhalan fragancia y ostentan su belleza para beneficio del mundo. El sol derrama su luz para alegrar mil mundos. El océano, origen de todos nuestros manantiales y fuentes, recibe las corrientes de todas las tierras, pero recibe para dar. Las neblinas que ascienden de su seno, riegan la tierra, para que produzca y florezca.

Los ángeles de gloria hallan su gozo en dar, dar amor y cuidado incansable a las almas que están caídas y destituidas de santidad. Los seres celestiales desean ganar el corazón de los hombres; traen a este obscuro mundo luz de los atrios celestiales; por un ministerio amable y paciente, obran sobre el espíritu humano, para poner a los perdidos en una comunión con Cristo aun más íntima que la que ellos mismos pueden conocer.

Pero apartándonos de todas las representaciones menores, contemplamos a Dios en Jesús. Mirando a Jesús, vemos que la gloria de nuestro Dios consiste en dar. "Nada hago de mí mismo," dijo Cristo; "me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre." "No busco mi gloria," sino la gloria del que me envió. En estas palabras se presenta el gran principio que es la ley de la vida para el universo. Cristo recibió todas las cosas de Dios, pero las recibió para darlas. Así también en los atrios celestiales, en su ministerio en favor de todos los seres creados, por medio del Hijo amado fluye a todos la vida del Padre; por 13 medio del Hijo vuelve, en alabanza y gozoso servicio, como una marea de amor, a la gran Fuente de todo. Y así, por medio de Cristo, se completa el circuito de beneficencia, que representa el carácter del gran Dador, la ley de la vida.

Esta ley fue quebrantada en el cielo mismo. El pecado tuvo su origen en el egoísmo. Lucifer, el querubín protector, deseó ser el primero en el cielo. Trató de dominar a los seres celestiales, apartándolos de su Creador, y granjearse su homenaje. Para ello, representó falsamente a Dios, atribuyéndole el deseo de ensalzarse. Trató de investir al amante Creador con sus propias malas características. Así engañó a los ángeles. Así sedujo a los hombres. Los indujo a dudar de la palabra de Dios, y a desconfiar de su bondad. Por cuanto Dios es un Dios de justicia y terrible majestad, Satanás los indujo a considerarle como severo e inexorable. Así consiguió que se uniesen con él en su rebelión contra Dios, y la noche de la desgracia se asentó sobre el mundo.

La tierra quedó obscura porque se comprendió mal a Dios. A fin de que pudiesen iluminarse las lóbregas sombras, a fin de que el mundo pudiera ser traído de nuevo a Dios, había que quebrantar el engañoso poder de Satanás. Esto no podía hacerse por la fuerza. El ejercicio de la fuerza es contrario a los principios del gobierno de Dios; él desea tan sólo el servicio de amor; y el amor no puede ser exigido; no puede ser obtenido por la fuerza o la autoridad. El amor se despierta únicamente por el amor. El conocer a Dios es amarle; su carácter debe ser manifestado en contraste con el carácter de Satanás. En todo el universo había un solo ser que podía realizar esta obra. Únicamente Aquel que conocía la altura y la profundidad del amor de Dios, podía darlo a conocer. Sobre la obscura noche del mundo, debía nacer el Sol de justicia, "trayendo salud eterna en sus alas."

El plan de nuestra redención no fue una reflexión ulterior, formulada después de la caída de Adán. Fue una revelación "del misterio que por tiempos eternos fue guardado en silencio." Fue una manifestación de los principios que desde edades eternas habían sido el fundamento del trono de Dios. Desde el principio, Dios y Cristo sabían de la apostasía de Satanás y de la caída del hombre seducido por el apóstata. Dios 14 no ordenó que el pecado existiese, sino que previó su existencia, e hizo provisión para hacer frente a la terrible emergencia. Tan grande fue su amor por el mundo, que se comprometió a dar a su Hijo unigénito "para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna."

Lucifer había dicho: "Sobre las estrellas de Dios ensalzaré mi trono, . . . seré semejante al Altísimo." Pero Cristo, "existiendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que debía aferrarse; sino que se desprendió de ella, tomando antes la forma de un siervo, siendo hecho en semejanza de los hombres."

Este fue un sacrificio voluntario. Jesús podría haber permanecido al lado del Padre. Podría haber conservado la gloria del cielo, y el homenaje de los ángeles. Pero prefirió devolver el cetro a las manos del Padre, y bajar del trono del universo, a fin de traer luz a los que estaban en tinieblas, y vida a los que perecían.

Hace casi dos mil años, se oyó en el cielo una voz de significado misterioso que, partiendo del trono de Dios, decía: "He aquí yo vengo." "Sacrificio y ofrenda, no los quisiste; empero un cuerpo me has preparado…. He aquí yo vengo (en el rollo del libro está escrito de mí), para hacer, oh Dios, tu voluntad." En estas palabras se anunció el cumplimiento del propósito que había estado oculto desde las edades eternas. Cristo estaba por visitar nuestro mundo, y encarnarse. El dice: "Un cuerpo me has preparado." Si hubiese aparecido con la gloria que tenía con el Padre antes que el mundo fuese, no podríamos haber soportado la luz de su presencia. A fin de que pudiésemos contemplarla y no ser destruidos, la manifestación de su gloria fue velada. Su divinidad fue cubierta de humanidad, la gloria invisible tomó forma humana visible.

Este gran propósito había sido anunciado por medio de figuras y símbolos. La zarza ardiente, en la cual Cristo apareció a Moisés, revelaba a Dios. El símbolo elegido para representar a la Divinidad era una humilde planta que no tenía atractivos aparentes. Pero encerraba al Infinito. El Dios que es todo misericordia velaba su gloria en una figura muy humilde, a fin de que Moisés pudiese mirarla y sobrevivir. Así también en la columna de nube de día y la columna de fuego de noche, Dios 15 se comunicaba con Israel, les revelaba su voluntad a los hombres, y les impartía su gracia. La gloria de Dios estaba suavizada, y velada su majestad, a fin de que la débil visión de los hombres finitos pudiese contemplarla. Así Cristo había de venir en "el cuerpo de nuestra bajeza," "hecho semejante a los hombres." A los ojos del mundo, no poseía hermosura que lo hiciese desear; sin embargo era Dios encarnado, la luz del cielo y de la tierra. Su gloria estaba velada, su grandeza y majestad ocultas, a fin de que pudiese acercarse a los hombres entristecidos y tentados.

Dios ordenó a Moisés respecto a Israel: "Hacerme han un santuario, y yo habitaré entre ellos," y moraba en el santuario en medio de su pueblo. Durante todas sus penosas peregrinaciones en el desierto, estuvo con ellos el símbolo de su presencia. Así Cristo levantó su tabernáculo en medio de nuestro campamento humano. Hincó su tienda al lado de la tienda de los hombres, a fin de morar entre nosotros y familiarizarnos con su vida y carácter divinos. "Aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.'

Desde que Jesús vino a morar con nosotros, sabemos que Dios conoce nuestras pruebas y simpatiza con nuestros pesares. Cada hijo e hija de Adán puede comprender que nuestro Creador es el amigo de los pecadores. Porque en toda doctrina de gracia, toda promesa de gozo, todo acto de amor, toda atracción divina presentada en la vida del Salvador en la tierra, vemos a "Dios con nosotros."

Satanás representa la divina ley de amor como una ley de egoísmo. Declara que nos es imposible obedecer sus preceptos. Imputa al Creador la caída de nuestros primeros padres, con toda la miseria que ha provocado, e induce a los hombres a considerar a Dios como autor del pecado, del sufrimiento y de la muerte. Jesús había de desenmascarar este engaño. Como uno de nosotros, había de dar un ejemplo de obediencia. Para esto tomó sobre sí nuestra naturaleza, y pasó por nuestras vicisitudes. "Por lo cual convenía que en todo fuese semejado a sus hermanos." Si tuviésemos que soportar algo que Jesús no soportó, en este detalle Satanás representaría el poder de Dios como insuficiente para nosotros. Por lo tanto, Jesús fue "tentado 16 en todo punto, así como nosotros." Soportó toda prueba a la cual estemos sujetos. Y no ejerció a favor suyo poder alguno que no nos sea ofrecido generosamente. Como hombre, hizo frente a la tentación, y venció en la fuerza que Dios le daba. El dice: "Me complazco en hacer tu voluntad, oh Dios mío, y tu ley está en medio de mi corazón." Mientras andaba haciendo bien y sanando a todos los afligidos de Satanás, demostró claramente a los hombres el carácter de la ley de Dios y la naturaleza de su servicio. Su vida testifica que para nosotros también es posible obedecer la ley de Dios.

Por su humanidad, Cristo tocaba a la humanidad; por su divinidad, se asía del trono de Dios. Como Hijo del hombre, nos dio un ejemplo de obediencia; como Hijo de Dios, nos imparte poder para obedecer. Fue Cristo quien habló a Moisés desde la zarza del monte Horeb diciendo: "YO SOY EL QUE SOY…. Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me ha enviado a vosotros.' Tal era la garantía de la liberación de Israel. Asimismo cuando vino "en semejanza de los hombres," se declaró el YO SOY. El Niño de Belén, el manso y humilde Salvador, es Dios, "manifestado en carne.' Y a nosotros nos dice: " 'YO SOY el buen pastor." "YO SOY el pan vivo." "YO SOY el camino, y la verdad, y la vida." "Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra." " YO SOY la seguridad de toda promesa." "YO SOY; no tengáis miedo.'" "Dios con nosotros" es la seguridad de nuestra liberación del pecado, la garantía de nuestro poder para obedecer la ley del cielo.

Al condescender a tomar sobre sí la humanidad, Cristo reveló un carácter opuesto al carácter de Satanás. Pero se rebajó aun más en la senda de la humillación. "Hallado en la condición como hombre, se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y muerte de cruz." Así como el sumo sacerdote ponía a un lado sus magníficas ropas pontificias, y oficiaba en la ropa blanca de lino del sacerdote común, así también Cristo tomó forma de siervo, y ofreció sacrificio, siendo él mismo a la vez el sacerdote y la víctima. "El herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados: el castigo de nuestra paz sobre él."

Cristo fue tratado como nosotros n merecemos a fin de que 17 nosotros pudiésemos ser tratados como él merece. Fue condenado por nuestros pecados, en los que no había participado, a fin de que nosotros pudiésemos ser justificados por su justicia, en la cual no habíamos participado. El sufrió la muerte nuestra, a fin de que pudiésemos recibir la vida suya. "Por su llaga fuimos nosotros curados." por su vida y su muerte, Cristo logró aun más que restaurar lo que el pecado había arruinado. Era el propósito de Satanás conseguir una eterna separación entre Dios y el hombre; pero en Cristo llegamos a estar más íntimamente unidos a Dios que si nunca hubiésemos pecado. Al tomar nuestra naturaleza, el Salvador se vinculó con la humanidad por un vínculo que nunca se ha de romper. A través de las edades eternas, queda ligado con nosotros. "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito." Lo dio no sólo para que llevase nuestros pecados y muriese como sacrificio nuestro; lo dio a la especie caída. Para asegurarnos los beneficios de su inmutable consejo de paz, Dios dio a su Hijo unigénito para que llegase a ser miembro de la familia humana, y retuviese para siempre su naturaleza humana. Tal es la garantía de que Dios cumplirá su promesa. "Un niño nos es nacido, hijo nos es dado; y el principado sobre su hombro." Dios adoptó la naturaleza humana en la persona de su Hijo, y la llevó al más alto cielo. Es "el Hijo del hombre" quien comparte el trono del universo. Es "el Hijo del hombre " cuyo nombre será llamado: "Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz." El YO SOY es el Mediador entre Dios y la humanidad, que pone su mano sobre ambos. El que es "santo, inocente, limpio, apartado de los pecadores," no se avergüenza de llamarnos hermanos. En Cristo, la familia de la tierra y la familia del cielo están ligadas. Cristo glorificado es nuestro hermano. El cielo está incorporado en la humanidad, y la humanidad, envuelta en el seno del Amor Infinito.

Acerca de su pueblo, Dios dice: "Serán como piedras de una diadema, relumbrando sobre su tierra. ¡Porque cuán grande es su bondad! ¡y cuán grande es su hermosura!" La exaltación de los redimidos será un testimonio eterno de la misericordia de Dios. "En los siglos venideros," él revelará "la soberana 18 riqueza de su gracia, en su bondad para con nosotros en Jesucristo." "A fin de que . . . Sea dado a conocer a las potestades y a las autoridades en las regiones celestiales, la multiforme sabiduría de Dios, de conformidad con el propósito eterno que se había propuesto en Cristo Jesús, Señor nuestro."

Por medio de la obra redentora de Cristo, el gobierno de Dios queda justificado. El Omnipotente es dado a conocer como el Dios de amor. Las acusaciones de Satanás quedan refutadas y su carácter desenmascarado. La rebelión no podrá nunca volverse a levantar. El pecado no podrá nunca volver a entrar en el universo. A través de las edades eternas, todos estarán seguros contra la apostasía. Por el sacrificio abnegado del amor, los habitantes de la tierra y del cielo quedarán ligados a su Creador con vínculos de unión indisoluble.

La obra de la redención estará completa. Donde el pecado abundó, sobreabundó la gracia de Dios. La tierra misma, el campo que Satanás reclama como suyo, ha de quedar no sólo redimida sino exaltada. Nuestro pequeño mundo, que es bajo la maldición del pecado la única mancha obscura de su gloriosa creación, será honrado por encima de todos los demás mundos en el universo de Dios. Aquí, donde el Hijo de Dios habitó en forma humana; donde el Rey de gloria vivió, sufrió y murió; aquí, cuando renueve todas las cosas, estará el tabernáculo de Dios con los hombres, "morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y el mismo Dios será su Dios con ellos." Y a través de las edades sin fin, mientras los redimidos anden en la luz del Señor, le alabarán por su Don inefable: Emmanuel; "Dios con nosotros." 19

UN REFUGIO SEGURO

Mayo 18. 
UN REFUGIO SEGURO

"Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias." Fil. 4: 6.

No es la voluntad de Dios que sus hijos estén abrumados por las preocupaciones. Pero nuestro Señor no nos engaña. No nos dice: "No temáis; no hay peligro en vuestra senda". Sabe que hay pruebas y peligros, y no trata de ocultarlos. No se propone sacar a su pueblo de un mundo de pecado y maldad, pero les señala un refugio seguro...

¿Cómo podemos permanecer en la duda, preguntándonos si Jesús nos ama, pecadores como somos, y llenos de flaquezas? Se entregó por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificamos como pueblo suyo peculiar, celoso de buenas obras. Vino al mundo en forma de hombre, para familiarizarse con las aflicciones y las tentaciones que asedian la senda humana, y para saber cómo ayudar al cansado con su ofrecimiento de descanso y paz. Pero miles y miles rehúsan su ayuda, y únicamente se aferran con más firmeza de sus preocupaciones. El va junto a los afligidos y les ofrece suavizar su aflicción y curar su angustia... A los chasqueados, los incrédulos y los desventurados les ofrece contentamiento mientras les señala las mansiones que está preparando para ellos... Jesús, nuestro precioso Salvador, debería ocupar el primer lugar en nuestros pensamientos y afectos, y deberíamos depender de él con toda confianza...

Cada día deberíamos enfrentar sus pruebas y tentaciones con el poder de Jesús. Si fallamos un día aumentamos la carga del siguiente y tenemos menos fuerza. No deberíamos anublar el futuro por nuestro descuido en el presente; pero realizando cuidadosamente los deberes de hoy debemos prepararnos para hacer frente a las emergencias del mañana.

Necesitamos cultivar un espíritu de alegría... Siempre miremos el lado brillante de la vida y seamos esperanzados, llenos de amor y buenas obras, regocijándonos siempre en el Señor." "Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones... y sed agradecidos" (Col. 3: 15).

martes, 6 de mayo de 2014

DESPRECIADO Y DESECHADO


Mayo 5. 
DESPRECIADO Y DESECHADO

"Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos." Isa. 53: 3.

Cuán pocos son los que tienen un concepto de la angustia que desgarró el corazón del Hijo de Dios durante sus treinta años de vida en la tierra. La senda desde el pesebre al Calvario fue ensombrecida por el dolor y la pena. Fue el varón de dolores y soportó tal quebrantamiento de corazón que ningún lenguaje humano puede describir. Podría haber dicho en verdad: "Mirad, y ved si hay dolor como mi dolor que me ha venido" (Lam. 1: 12). Su sufrimiento fue la más profunda angustia del alma; ¿y qué hombre pudo haber simpatizado con la angustia del Hijo del Dios infinito? Odiaba el pecado con perfecto odio, y sin embargo atrajo sobre su alma los pecados de todo el mundo al recorrer la senda del Calvario, sufriendo el castigo de los transgresores. Sin culpa, llevó el castigo de los culpables; inocente, sin embargo se ofreció a sí mismo para llevar el castigo por las transgresiones de la ley de Dios. El castigo de los pecados de cada alma fue llevado por el Hijo del Dios infinito. La culpabilidad de cada pecado hizo sentir su peso sobre el alma divina del Redentor del mundo. El que no conoció pecado se hizo pecado por nosotros para que pudiéramos ser hechos justicia de Dios en él. Al tomar la naturaleza humana, se colocó a sí mismo donde fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestros pecados, a fin de que por su llaga pudiéramos ser curados.

En su humanidad, Cristo fue probado por tentaciones tanto más grandes y con tanta mayor energía persistente de lo que es probado el hombre por el maligno, así como su naturaleza es superior a la del hombre. Esta es una verdad misteriosa, profunda, que Cristo está unido a la humanidad por las simpatías más sensitivas. Las malas obras, los malos pensamientos, las malas palabras de cada hijo e hija de Adán oprimieron su alma divina. Los pecados de los hombres determinaron que se lo castigase a él, porque había llegado a ser el sustituto del hombre y tomó sobre sí los pecados del mundo. Llevó los pecados de todo pecador, porque todas las transgresiones se le imputaron... "¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?" (Heb. 2: 3).

domingo, 4 de mayo de 2014

EL ESPÍRITU SANTO ES NUESTRO AYUDADOR


Mayo 4. 
EL ESPÍRITU SANTO ES NUESTRO AYUDADOR


"Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. " Rom. 8: 14.

Mediante el ministerio de los ángeles, el Espíritu Santo puede obrar en la mente y el corazón del ser humano y atraerlo a Cristo... Pero el Espíritu de Dios no interfiere con la libertad del ser humano. El Espíritu Santo se da como un ayudador a fin de que el hombre pueda cooperar con la Divinidad, y es dado para que Dios pueda atraer al alma, pero nunca para forzar su obediencia.

Cristo está pronto a impartir toda la influencia celestial. Conoce cada tentación que sobreviene al hombre y las facultades de cada uno. Pesa su fuerza. Ve el presente y el futuro y presenta delante de la mente las obligaciones a las que hará frente y la insta para que las cosas vulgares terrenales no lleguen a ser tan absorbentes que las cosas eternas queden fuera de cómputo. El Señor tiene plenitud de gracia para conferir a cualquiera que reciba el don celestial. El Espíritu Santo pondrá en el servicio de Cristo las facultades confiadas por Dios, y modelará y dará forma al ser humano de acuerdo con el Modelo divino.

El Espíritu Santo es nuestra suficiencia en la obra de edificar el carácter, de formarlo de acuerdo con la semejanza divina. Cometemos un grave error cuando pensamos que somos capaces de modelar nuestra propia vida. Nunca podemos por nosotros mismos vencer la tentación. Pero los que tienen una fe genuina en Cristo serán movidos por el Espíritu Santo. El alma en cuyo corazón habita la fe, crecerá constituyendo un bello templo para el Señor. Será dirigida por la gracia de Cristo. Crecerá en la misma proporción en que dependa de la enseñanzas del Espíritu Santo.

La influencia del Espíritu Santo es la vida de Cristo en el alma. No vemos a Cristo ni le hablamos, pero su Espíritu Santo está tan cerca de nosotros en un lugar como en otro. Obra dentro y por medio de todo el que recibe a Cristo. Aquellos que conocen la morada interna del Espíritu, revelan el fruto del Espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe.

jueves, 1 de mayo de 2014

NO ES SUFICIENTE UN CONOCIMIENTO SUPERFICIAL



Mayo 1. 
NO ES SUFICIENTE UN CONOCIMIENTO SUPERFICIAL


"A quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria." Col. 1: 27.

Hay muchos misterios en la Palabra de Dios que no comprendemos, y muchos nos contentamos deteniendo nuestra investigación cuando tan sólo hemos comenzado a recibir algo de conocimiento concerniente a Cristo. Cuando comienzan a desplegarse un poco ante la mente los propósitos divinos y comenzamos a obtener un leve conocimiento del carácter de Dios, quedamos satisfechos y pensamos que hemos recibido prácticamente toda la luz que hay para nosotros en la palabra de Dios. Pero la verdad de Dios es infinita... Jesús fue bien claro cuando dijo a sus discípulos " escudriñad las Escrituras" (Juan 5: 39). Escudriñar significa comparar texto con texto y cosas espirituales con cosas espirituales. No debiéramos satisfacemos con un conocimiento superficial. No comprendemos ni la mitad de lo que Dios está dispuesto a hacer por su pueblo... Nuestras peticiones, mezcladas con fe y contrición, debieran ascender a Dios en procura de un entendimiento de los misterios que Dios quiere hacer conocer a sus santos... La pluma de un ángel no podría describir toda la gloria del plan revelado de la salvación. La Biblia dice cómo llevó Cristo nuestros pecados y cargó con nuestros dolores. Aquí se revela cómo se unieron la misericordia y la verdad en la cruz del Calvario, cómo se besaron la justicia y la paz, cómo puede ser impartida al hombre caído la justicia de Cristo. Allí se desplegaron infinita sabiduría, infinita justicia, infinita misericordia e infinito amor. Las profundidades, las alturas, las longitudes y las anchuras del amor y la sabiduría, que sobrepasan al entendimiento, se han dado a conocer en el plan de salvación.

El Espíritu de Dios descansará sobre el diligente escudriñador de la verdad. El que desee la verdad en su corazón, que anhele la obra de su poder en la vida y el carácter, ciertamente la tendrá. Dice el Salvador: "Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados" "(Mat. 5:6).