miércoles, 27 de mayo de 2015

REGOCIJAOS EN EL SEÑOR

27 DE MAYO 
REGOCIJAOS EN EL SEÑOR


"Porque por fe andamos, no por vista." 2 Cor. 5: 7. 

Tengo la cabeza cansada esta mañana. Neblinas y nubes envuelven mi mente, pero no voy a aceptar la insinuación del enemigo de que desconfíe del Señor. Ha llegado el momento de librar la buena batalla de la fe. Ha llegado la ocasión cuando necesito la fe firme que obra por el amor y purifica mi alma. Busco al Señor con mucho fervor. . . 

Asa recibió el mensaje del profeta del Señor: "Jehová estará con vosotros, si vosotros estuvierais con él; y si le buscaréis, será hallado de vosotros; mas si le dejaréis, él también os dejará" (2 Crón. 15: 2. Compárese con Jer. 29: 11-13). Mi corazón se eleva mediante la fe. La fe no es sentimiento; la fe no es vista. " "Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve" (Heb. 11: 1). 

Hablé en el salón de los recabitas sobre Filipenses 4: 4-7. "Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracia. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús"." Creo que la promesa es para mí y me he apropiado de ella personalmente. La promesa en sí misma no tiene valor a menos que yo crea que el que la hizo es suficientemente capaz de cumplirla y que posee poder infinito para hacer lo que ha dicho. 

El mensaje que el Señor me dio es de fe. No podemos deshonrar más a Dios que si desconfiamos de su Palabra. Los sentimientos no son dignos de confianza, en absoluto. Una religión que se alimenta y sobrevive gracias a las emociones, carece de valor. La Palabra de Dios es el fundamento sobre el cual nuestras esperanzas pueden descansar seguras, y en la confianza que tenemos en la Palabra de Dios nos afirmamos, fortalecemos, establecemos, y nos aferramos a la Roca eterna. Entonces la oración de Pablo recibirá respuesta: 

"Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios" (Col. 1: 9, 10) ( Diario , Manuscrito 80 , del 27 de mayo de 1893). 

martes, 26 de mayo de 2015

RECLAMEMOS LOS PRIVILEGIOS

26 DE MAYO 
RECLAMEMOS LOS PRIVILEGIOS

"Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan." Mat. 7: 13, 14. 

Hagan todo lo posible, y las puertas se abrirán delante de ustedes. Cada momento es precioso. Hay que convencer a las almas alejadas de Cristo para que se aferren de la esperanza del Evangelio. . . 

No debemos vivir en este mundo para complacernos. Cada día de nuestra vida tenemos que hacer una obra austera y ferviente. Miramos por fe las cosas invisibles, y al hacerlo perdemos de vista las pruebas y dificultades del camino. El cielo es nuestro hogar. No podemos correr el riesgo de perder la esperanza que hemos albergado por tanto tiempo, de ver a Jesús tal como es, y de ser hechos semejantes a él. Espero que ustedes cuiden sus pisadas. Vivan la vida de oración y fe, y obtengan la inmarcesible corona de gloria. 

No hay otro método por medio del cual se pueda salvar ninguno de nosotros fuera del ideado por el Redentor. Por medio de su vida terrenal nos ha dado ilustraciones prácticas de abnegación y sacrificio, con la idea de mostrarnos lo que quiere que seamos. "Porque he descendido del cielo" - dice Cristo-, "no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió" (Juan 6: 38). 

No podemos ser cristianos mientras vivimos para complacernos. Si seguimos al Maestro, debemos entrar por la puerta estrecha de la abnegación. Para muchos de los que profesan piedad, esta puerta de la abnegación es demasiado estrecha. Quieren una senda más fácil y están tratando de ascender por otro camino. No quieren seguir en las huellas de nuestro Redentor. A los tales Cristo llama ladrones y robadores. Toman el nombre de cristianos, que no les corresponde, porque no representan en su vida la vida de Cristo. Invocan los privilegios que pertenecen a los hijos de Dios, en circunstancias que nada tienen que ver con él. Viven vidas egoístas sobre la tierra y no hacen la obra que debieran haber hecho en favor de la verdad y la salvación de las almas. Es triste el destino de estas personas que se engañan a sí mismas. Nunca verán el cielo porque no están dispuestas a participar de la vergüenza y el reproche que Jesús sufrió por ellas ( Carta 30 , del 26 de mayo de 1874, dirigida a sus hijos). 

lunes, 25 de mayo de 2015

A SU SOMBRA

25 DE MAYO 
A SU SOMBRA


"Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo." Efe. 4: 11, 12. 

El Señor no ha calificado a ninguno de nosotros para que lleve solo la carga de la obra. Ha relacionado para que se reúnan hombres de criterios diferentes, a fin de que se aconsejen y se ayuden mutuamente. De esa manera la falta de experiencia y capacidad de uno es suplida por la experiencia y la capacidad del otro. Debiéramos estudiar cuidadosamente las instrucciones que se dan en Corintios y Efesios con respecto a nuestra relación mutua como miembros del cuerpo de Cristo. . . 

En tu obra, Edson, debes tener en cuenta la relación que cada obrero tiene con los otros obreros vinculados con la causa de Dios. Debes recordar que los otros, tanto como tú mismo, tienen una tarea que cumplir en relación con esta causa. No deberías cerrar tu mente al consejo de los demás. En tus planes para el progreso de la obra, tu mente debe amalgamarse con la de otros. . . 

Estamos relacionados con el servicio y la causa de Dios, y debemos comprender individualmente que formamos parte de un gran todo. Debemos buscar sabiduría de Dios, para aprender lo que significa tener un espíritu alerta y vigilante, y acudir al Salvador cuando estamos cansados y deprimidos. Confía en Dios, no sólo en el juicio del hombre. 

Debes aprender a dejar de lado tu voluntad y tu manera de ver las cosas, y recibir luz de aquellos a quienes Dios ha hecho sus ayudantes y ha designado como tus colaboradores. Acude a Cristo para recibir alivio. Aférrate de él. Persevera lo suficiente como para someter tu voluntad a la de Dios. Muchos están demasiado apurados para orar. Con pasos apresurados avanzan a la sombra de la amante presencia de Cristo, para detenerse tal vez unos pocos momentos en el sagrado recinto, pero sin esperar su consejo. . . 

Concentra tus pensamientos en el Salvador. Apártate del bullicio del mundo y siéntate a la sombra de Cristo. Tienes que hacerlo para recibir las ricas bendiciones que espera concederte. Dedica tus pensamientos a cosas elevadas y santas. Entonces, en medio de la actividad del trabajo y el conflicto diario, se renovará tu fortaleza espiritual ( Carta 80 , del 25 de mayo de 1902, dirigida a Edson White, que en ese entonces estaba dedicado a trabajar entre la gente de color de los estados del sur). 

jueves, 21 de mayo de 2015

UNIDAD CON CRISTO

21 DE MAYO 
UNIDAD CON CRISTO


"Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo... Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra." 2 Tim. 2: 19, 21. 

La unidad con Cristo depende de la renovación de la mente por el Espíritu Santo. De ese modo somos fortalecidos para caminar en novedad de vida, habiendo recibido de Cristo el perdón de nuestros pecados. Quien tenga la fe que obra por el amor y purifica el alma, es un vaso limpio, santificado y preparado para ser usado por el Maestro. El yo está muerto. . . 

Toda desunión, todos los pensamientos, palabras y actos egoístas, son el fruto de la obra de un espíritu impío sobre las mentes. Bajo la influencia de este espíritu se pronuncian palabras que no revelan al Salvador. Cristo, la esperanza de gloria, no se forma interiormente. Los que viven de esa manera son pecadores, aunque estén disfrazados de santos. . . 

Los que reciben a Cristo son mansos y humildes de corazón. Cristo abre en sus corazones una fuente de agua viva que surge para vida eterna y que refrigera el alma de los demás. Las vidas de los que se alimentan del pan de vida y beben el agua de la salvación son purificadas por la gracia de Dios. . . 

Estudiemos todos la Palabra. Nadie agobie su alma con tantas responsabilidades que no pueda estudiar las preciosas lecciones que Cristo ha dado. . . 

La Palabra de Dios es apenas medio comprendida. Si cada cual proclamara un ayuno para su propia alma, para estudiar la Palabra de Dios con ferviente oración y leer sólo los libros que pudieran ayudarle a obtener un conocimiento más claro de ella, el pueblo de Dios tendría más salud y fortaleza espiritual, más conocimiento y comprensión espiritual de lo que ahora manifiesta. Necesitamos buscar a Dios de manera que sea precioso para nuestras almas. Necesitamos que sea siempre nuestro huésped y compañero para no apartarnos nunca de él. 

Es privilegio de cada alma ser una con Cristo en Dios. Pero para lograrlo debemos ser mansos y humildes, dispuestos a aprender y ser obedientes. ¿No formaremos parte de los que consideran su deber conseguir, mediante la oración ferviente y la práctica de la fidelidad, la fe que obra por el amor y purifica el alma? ( Carta 75 , del 21 de mayo de 1900, dirigida al pastor G. A. Irwin, presidente de la Asociación General). 

miércoles, 20 de mayo de 2015

NO RECHACEMOS LA VERDAD

20 DE MAYO 
NO RECHACEMOS LA VERDAD


"Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados." Heb. 10: 26. 

La fiesta celebrada en casa de Simón atrajo a muchos judíos porque sabían que Cristo estaba allí. Y vinieron no solamente para ver a Jesús, sino a Lázaro, a quien había resucitado. La resurrección de Lázaro fue el milagro culminante de la vida de Cristo. la nación judía había recibido su última prueba. Lázaro había sido resucitado de entre los muertos para dar testimonio en favor de Cristo. 

Muchos pensaron que Lázaro tendría un maravilloso incidente que relatar. Estaban sorprendidos de que no les dijera nada. Pero Lázaro no tenía nada que decir. La pluma que movió la inspiración nos ha dado luz acerca de este punto: "Los muertos nada saben. . . su amor y su odio. . . fenecieron ya" (Ecl. 9: 5, 6). 

Pero Lázaro tenía un maravilloso testimonio que dar con respecto a la obra de Cristo. Era un testimonio viviente del poder divino. Con seguridad y poder declaró que Cristo era Hijo de Dios, e interrogaba a la gente acerca de lo que podría ganar si daban muerte a Cristo. 

Los sacerdotes recibieron evidencias contundentes de la divinidad de Cristo. Pero estaban decididos íntimamente a resistir toda luz, y cerraron las cámaras de la mente para que la luz no pudiera entrar. 

El honor atribuido a Jesús exasperaba a los escribas y fariseos. Se consultaron acerca de la posibilidad de dar muerte a Lázaro también, "porque a causa de él muchos de los judíos se apartaban y creían en Jesús" (Juan 12: 11). El testimonio de Lázaro era tan claro y convincente que los sacerdotes no podían resistir sus argumentos. . . Por lo tanto trazaron planes para dar muerte a Lázaro. . . Resolvieron eliminar a Lázaro en secreto, para que de ese modo la muerte de Cristo tuviera menos publicidad. Argumentaban que el fin justificaría los medios, pero que no invitarían a sus concilios ni a Nicodemo ni a José de Arimatea, para que no se opusieran a sus designios asesinos. 

No tenían acusación alguna que lanzar contra Lázaro; no obstante, en lugar de admitir evidencias que no se podían negar, complotaron para matarlo. Así harán los hombres cuando se separen de Dios. Cuando la incredulidad toma posesión de la mente, el corazón se endurece y no hay nada que lo pueda ablandar ( Manuscrito 47 , de 20 de mayo de 1887, "Judas"). 

martes, 19 de mayo de 2015

LA OBEDIENCIA ES SANTIFICACIÓN

19 DE MAYO 
LA OBEDIENCIA ES SANTIFICACIÓN


"Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante." Efe. 5: 2. 

En toda la plenitud de su divinidad, con toda la gloria de su humanidad inmaculada, Cristo se dio a sí mismo libremente por nosotros como un sacrificio pleno, y todo el que acude a él debiera aceptarlo como si fuera la única persona por quien se pagó ese precio. Así como en Adán todos mueren, en Cristo todos serán vivificados, porque los obedientes resucitarán para inmortalidad, y los transgresores saldrán de entre los muertos para sufrir la muerte, el castigo que les aplica la ley que transgredieron. 

La obediencia a la ley de Dios es santificación. Hay muchos que tienen ideas erróneas con respecto a esta obra que se realiza en el alma, pero Jesús oró para que sus discípulos pudieran ser santificados por medio de la verdad y añadió: "Tu palabra es verdad". La santificación no es una obra instantánea sino progresiva, así como la obediencia es permanente. Mientras Satanás lance sus tentaciones contra nosotros, tendremos que librar una y otra vez la batalla para vencernos a nosotros mismos; pero mediante la obediencia, la verdad santificará al alma. Los que sean leales a la verdad, vencerán por los méritos de Cristo toda debilidad de carácter que los haya inducido a recibir el molde de las diversas circunstancias de la vida. 

Muchos han creído que no pueden pecar porque están santificados, pero ésta es una trampa engañosa del maligno. Existe el constante peligro de que caigamos en pecado, y por eso Cristo nos ha advertido que debemos velar y orar para que no caigamos en tentación. Si somos conscientes de la debilidad de nuestro yo, no manifestaremos confianza propia ni seremos temerarios frente al peligro, sino que sentiremos la necesidad de buscar la Fuente de nuestra fortaleza, que es Jesús, nuestra justicia. Vendremos arrepentidos y contritos, con la desesperada sensación de nuestra finita debilidad, para aprender que cada día debemos requerir los méritos de la sangre de Cristo, a fin de que podamos ser vasos preparados para que el Maestro los pueda usar. Al depender de este modo de Dios, no se nos encontrará combatiendo contra la verdad, sino que siempre estaremos en condiciones de ponernos de parte de lo recto. Debemos aferrarnos a las enseñanzas de la Biblia, y no seguir las costumbres y las tradiciones del mundo, ni los dichos ni las obras de los hombres ( Signs of the Times , 19 de mayo de 1890, "Obediencia y Santificación"). 

lunes, 18 de mayo de 2015

FIDELIDAD A LA FAMILIA DEL PADRE

18 DE MAYO 
FIDELIDAD A LA FAMILIA DEL PADRE


"Para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros. . . Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular." 1 Cor. 12: 25, 27. 

En Cristo todos somos miembros de una familia. Dios es nuestro Padre, y desea que nos interesemos en los miembros de la familia, no de vez en cuando, sino mediante un interés decidido y permanente. Como pámpanos de la vid, obtenemos alimentos de la misma fuente, y mediante nuestra obediencia voluntaria llegamos a ser uno con Cristo. 

Si un miembro de la familia de Cristo cae en tentación, los otros miembros deben cuidarlo con profundo interés, tratando de detener los pies que se están desviando por sendas falsas para ganarlo a fin de que viva una vida pura y santa. Dios requiere este servicio de cada miembro de su iglesia. (Véase 1 Cor. 12: 12-27.) 

Algunos, porque no reciben ni imparten luz, no gozan de una experiencia espiritual genuina. A menudo los sorprenden tentaciones que les sobrevienen en forma tan fascinante que no las reconocen como engaños del malvado enemigo. Cuán importante es entonces que obtengan la experiencia que necesitan. Los miembros de la familia del Señor deben ser prudentes y vigilantes y hacer todo lo posible para salvar a sus hermanos más débiles de las disimuladas redes de Satanás. 

Esta es obra misionera, y es tan útil para los que la hacen como para los que reciben sus beneficios. El amable interés que manifestamos en el círculo del hogar, las palabras de simpatía que dirigimos a nuestros hermanos y hermanas, nos preparan para trabajar por los miembros de la familia del Señor, con quienes, si permanecemos leales a Cristo, viviremos por la eternidad. 

"Sé fiel hasta la muerte" -dice Cristo-, "y yo te daré la corona de la vida" (Apoc. 2: 10). Por lo tanto, ¡con cuánto cuidado debieran proteger a sus hermanos y hermanas los miembros de la familia del Señor! Háganse amigos de ellos. Si son pobres, y necesitan alimento y ropa, atiendan tanto sus necesidades temporales como espirituales. Así serán una doble bendición para ellos. . . 

Con cuánta ternura debiéramos tratar a los que están luchando por obtener la corona de la vida. El que haya ayudado a un alma en necesidad con amor y ternura, puede necesitar en otra ocasión palabras compasivas de esperanza y ánimo ( Manuscrito 63 , del 18 de mayo de 1898, "Obra misionera"). 

jueves, 14 de mayo de 2015

EL CRISTIANO COMPASIVO

14 DE MAYO 
EL CRISTIANO COMPASIVO


"Porque viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí." Juan 14: 30. 

Mediante todos sus hábitos de vida el Salvador dio un ejemplo de lo que Dios espera que sea su iglesia en la tierra. Dile esto a la gente. Cristo quiere presentar su iglesia ante el Padre sin mancha ni arruga. 

Los primeros años de la vida del Salvador fueron años de pobreza. Los días de su niñez los pasó trabajando. Al trabajar en el banco del carpintero, al asumir las responsabilidades que recaían sobre él como miembro de la familia, a menudo se cansaba. Vivía en una era corrompida. Sin embargo, el mal que lo rodeaba no lo contaminó, ni influyeron sobre su carácter los de personalidad artificial y malvada. En los amplios campos y en medio de los paisajes de la naturaleza encontraba descanso del trabajo y alimento para su vida espiritual. Al mirar más allá de la superficie, logró acumular un conocimiento de los misterios de la naturaleza que lo llenaba de paz y alegría. 

Durante los años de su ministerio público, el Salvador sufrió constantemente el escrutinio de hombres arteros e hipócritas. Continuamente iban espías tras él para tratar de captar algo de sus labios con el fin de usarlo para suscitar prejuicios en su contra. Una y otra vez trataron de que pareciera culpable o que estaba en el error. Hubo oportunidades cuando tendieron trampas delante de él mediante preguntas que le formulaban cuyas respuestas esperaban provocaran su condenación por parte del pueblo. Pero en cada caso se vieron obligados a retirarse confundidos; sus acciones aparecieron en su verdadero carácter como resultado de las respuestas de Cristo. Los discursos del Salvador presentaban la verdad con poder ante las multitudes que lo escuchaban. Hasta los hombres enviados a espiar sus actos se vieron obligados a volver para dar este informe a los que los mandaron: "¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre!" (Juan 7: 46). . . 

Tu conversación sea llena de gracia, porque Cristo escucha las palabras que pronuncias. La compasión esté presente en todo lo que dices; entonces se manifestará en ti el carácter de Cristo. Los modales de Jesús eran amables y discretos. Nosotros, como sus seguidores, debemos participar de su naturaleza. Cada día debemos aprender del gran Maestro, para que la atmósfera que rodea el alma se llene de vida espiritual ( Carta 158 , del 14 de mayo de 1908, dirigida a Edson White). 

miércoles, 13 de mayo de 2015

AMAR PARA OBEDECER

13 DE MAYO 
AMAR PARA OBEDECER


"Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor." Juan 15: 10. 

Cristo le da suma importancia a la obediencia de su pueblo a los mandamientos de Dios. Deben tener un conocimiento inteligente de ellos, y aplicarlos a su vida diaria. El hombre no puede guardar los mandamientos de Dios a menos que esté en Cristo y Cristo en él. Y no es posible que esté en Cristo si tiene la luz de sus mandamientos y pasa por alto el menor de ellos. Mediante su firme y voluntaria obediencia a su Palabra, dan evidencia de su amor por el Enviado de Dios. 

El no guardar los mandamientos de Dios implica no amarlo. Nadie guardará la ley de Dios a menos que ame al Unigénito del Padre. Y con no menos seguridad, si alguien lo ama, expresará su amor mediante su obediencia. Todos los que amen a Cristo serán amados por el Padre, y él se les manifestará. En todas sus emergencias y perplejidades tendrán el auxilio de Jesucristo. 

Que Cristo se les manifestara y que al mismo tiempo fuera invisible para el mundo, era un misterio para los discípulos. No podían entender las palabras de Cristo en su sentido espiritual. Estaban pensando en una manifestación externa y visible. No podían entender el hecho de que podían gozar de la presencia de Cristo mientras éste fuera invisible para el mundo. No podían entender el significado de una manifestación espiritual. 

El gran Maestro anhelaba proporcionar a los discípulos todo el ánimo y el consuelo posibles porque habrían de ser duramente probados. Pero les resultaba difícil entender sus palabras. Todavía tenían que aprender que la vida espiritual interior, perfumada por la amante obediencia, les iba a proporcionar el poder espiritual que necesitaban. . . 

La misma imagen de Dios debe ser impresa en la humanidad y reflejada por ella. El viejo corazón debe ser vivificado por el amor divino y resplandecer gracias a él: Un amor que pulse al unísono con el amor que el Redentor ha manifestado por él. . . 

Mientras el pueblo de Dios no experimente pruebas, su fe nunca será conocida, ni tampoco la fortaleza del ancla que mantiene segura la barca de la humanidad ( Manuscrito 44 , del 13 de mayo de 1897, "Representantes de Cristo").

miércoles, 6 de mayo de 2015

DESEMBARACÉMONOS DEL PECADO

5 DE MAYO 
DESEMBARACÉMONOS DEL PECADO


"El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia." Prov. 28: 13. 

Por un manto babilónico y un miserable tesoro de oro y plata, Acán consintió en venderse al mal, para acarrear sobre su alma la maldición de Dios, malograr su acceso a una rica posesión en Canaán y perder toda posibilidad de participar en el futuro de la herencia inmortal en la tierra nueva. 

Tan grande fue su osadía y testarudez que hasta el último momento Josué temió que sostuviera su inocencia, para obtener la simpatía de la congregación e induciría a deshonrar a Dios. No habría confesado si no hubiera esperado que al hacerlo podía evitar las consecuencias de su delito. Esta esperanza le sugirió su aparente sinceridad al reconocer su falta y al dar los detalles relativos a su pecado. De esa manera confesarán los culpables sus pecados cuando comparezcan condenados y sin esperanzas ante el tribunal de Dios, cuando cada caso hay sido decidido para vida o para muerte. Las confesiones hechas entonces serán demasiado tardías para salvar al pecador. 

Hay muchos profesos cristianos cuyas confesiones son semejantes a la de Acán. Desean, en general, reconocer su indignidad, pero no quieren confesar los pecados que gravitan sobre su conciencia, y que han contribuido a que Dios esté enojado con su pueblo. Así muchos ocultan pecados de egoísmo, abuso, deshonestidad hacia Dios y su prójimo, pecados en el seno de la familia, y muchos otros que corresponde confesar en público. 

El arrepentimiento genuino proviene de una comprensión del carácter ofensivo de pecado. Estas confesiones generales no son el fruto de una verdadera contrición ante Dios. Dejan que el pecador, lleno de un espíritu de complacencia propia, siga adelante como en lo pasado, hasta que su conciencia se endurece, y las amonestaciones que antes lo alarmaban apenas producen una impresión de peligro, y después de un tiempo su conducta pecaminosa les parece normal. Demasiado tarde sus pecados los alcanzarán, en el día cuando no puedan ser expiados ni con sacrificios ni con ofrendas. Hay una enorme diferencia entre admitir ciertos hechos después de haber sido probados, y la confesión de pecados conocidos solamente por nosotros y Dios ( Signs of the Times , 5 de mayo de 1881). 

lunes, 4 de mayo de 2015

LA BENDICIÓN DEL TRABAJO

4 DE MAYO 
LA BENDICIÓN DEL TRABAJO


"Y que procuréis tener tranquilidad, y ocuparos en vuestros negocios, y trabajar con vuestras manos de la manera que os hemos mandado, a fin de que os conduzcáis honradamente para con los de afuera, y no tengáis necesidad de nada." 1 Tes. 4: 11, 12. 

Muchos consideran el trabajo una maldición que se originó en el enemigo de las almas. Esta es una idea equivocada. Dios le dio el trabajo al hombre como bendición, para ocupar su mente, fortalecer su cuerpo y desarrollar sus facultades. Adán trabajaba en el jardín del Edén y encontró el placer más elevado de su santa existencia en la actividad física y mental. Cuando fue echado de su hermoso hogar como resultado de su desobediencia y fue obligado a luchar con un suelo rebelde para ganar su pan cotidiano, ese mismo trabajo fue un consuelo para su alma entristecida, una salvaguardia contra la tentación. 

El trabajo razonable es indispensable tanto para la felicidad como para la prosperidad de nuestra raza. Fortalece al débil, vuelve valiente al tímido, rico al pobre y feliz al desdichado. Nuestros diversos cometidos están en proporción directa con nuestras diversas capacidades, y Dios espera los réditos correspondientes de los talentos que les ha concedido a sus siervos. No es la grandeza de los talentos que se poseen lo que determina la recompensa, sino el modo como se los usa; el grado de lealtad que se aplica en el desempeño de los deberes de la vida, sean grandes o pequeños. 

La ociosidad es una de las más grandes maldiciones que pueden recaer sobre el hombre, porque el vicio y el crimen siguen en su estela. Satanás está al acecho, listo para sorprender y destruir a los que no están en guardia, cuya ociosidad le da la oportunidad de insinuárselas bajo algún disfraz atractivo. Nunca tiene más éxito que cuando se acerca al hombre en sus momentos de ocio. 

La mayor maldición que sigue a la riqueza es la idea tan corriente de que el trabajo es degradante. "He aquí que esta fue la maldad de Sodoma tu hermana: soberbia, saciedad de pan, y abundancia de ociosidad tuvieron ella y sus hijas; y no fortaleció la mano del afligido y del menesteroso" (Eze. 16: 49). Aquí se nos presentan, mediante las palabras de la Santa Escritura, los terribles resultados de la ociosidad. Esta fue la causa de la ruina de ciudades de la llanura. La ociosidad debilita la mente, degrada el alma y pervierte el entendimiento, al convertir en maldición lo que se dio como bendición ( Signs of the Times , del 4 de mayo de 1882).