"Y él
mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a
otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del
ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo." Efe. 4: 11, 12.
El Señor no ha calificado a ninguno de nosotros para que lleve solo la
carga de la obra. Ha relacionado para que se reúnan hombres de criterios
diferentes, a fin de que se aconsejen y se ayuden mutuamente. De esa manera la
falta de experiencia y capacidad de uno es suplida por la experiencia y la
capacidad del otro. Debiéramos estudiar cuidadosamente las instrucciones que se
dan en Corintios y Efesios con respecto a nuestra relación mutua como miembros
del cuerpo de Cristo. . .
En tu obra, Edson, debes tener en cuenta la
relación que cada obrero tiene con los otros obreros vinculados con la causa de
Dios. Debes recordar que los otros, tanto como tú mismo, tienen una tarea que
cumplir en relación con esta causa. No deberías cerrar tu mente al consejo de
los demás. En tus planes para el progreso de la obra, tu mente debe amalgamarse
con la de otros. . .
Estamos relacionados con el servicio y la causa de
Dios, y debemos comprender individualmente que formamos parte de un gran todo.
Debemos buscar sabiduría de Dios, para aprender lo que significa tener un
espíritu alerta y vigilante, y acudir al Salvador cuando estamos cansados y
deprimidos. Confía en Dios, no sólo en el juicio del hombre.
Debes
aprender a dejar de lado tu voluntad y tu manera de ver las cosas, y recibir luz
de aquellos a quienes Dios ha hecho sus ayudantes y ha designado como tus
colaboradores. Acude a Cristo para recibir alivio. Aférrate de él. Persevera lo
suficiente como para someter tu voluntad a la de Dios. Muchos están demasiado
apurados para orar. Con pasos apresurados avanzan a la sombra de la amante
presencia de Cristo, para detenerse tal vez unos pocos momentos en el sagrado
recinto, pero sin esperar su consejo. . .
Concentra tus pensamientos en
el Salvador. Apártate del bullicio del mundo y siéntate a la sombra de Cristo.
Tienes que hacerlo para recibir las ricas bendiciones que espera concederte.
Dedica tus pensamientos a cosas elevadas y santas. Entonces, en medio de la
actividad del trabajo y el conflicto diario, se renovará tu fortaleza espiritual
( Carta 80 , del 25 de mayo de 1902, dirigida a Edson White, que en ese entonces
estaba dedicado a trabajar entre la gente de color de los estados del sur).
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