La situación actual de la música en la iglesia.
Para las cosas comunes de cada día,
Dios al hombre le dio el habla
Para las cosas más profundas en las que el hombre piensa y
siente
Dios le dio palabras especiales para expresarlas,
Para las cosas elevadas y profundas que las palabras no
pueden alcanzar
Dios le dio al hombre música, el vocabulario del alma.
-autor desconocido-
Howard Hanson, compositor norteamericano y por muchos años
director de la Escuela Eastman de Música, dijo una vez: “La música es un arte
curiosamente sutil, con innumerables, y muy variadas connotaciones emocionales.
Está hecha con muchos ingredientes, y de acuerdo a las proporciones de esos
componentes, puede ser calmante o vigorizante, ennoblecedora o vulgarizadora,
filosófica u orgiástica. Tiene poder tanto para el bien como para el mal.”1
La música ha sido una idea de Dios, un regalo lujoso para
los seres humanos, la que ha enriquecido nuestras vidas desde el principio del
tiempo. En el Antiguo Testamento, Dios unió música y adoración en una unión
gloriosa que permanece estable hasta hoy día. El cristianismo, más que todas
las otras religiones, ha contribuido con la mejor música de la tierra. Dios
entiende la música de la iglesia como algo muy serio, pero, ¿también lo entienden
de la misma manera todos en la iglesia hoy?
Muchos
observadores concluyen que el estado de la música en las iglesias americanas
está mezclado. Por un lado, la música tiene una aceptación sin paralelo. La
cantidad de música sacra que hay compuesta, publicada y grabada es asombrosa.
Nuevos himnarios con gran profundidad, extensión y muy equilibrados están apareciendo
de muchas casas publicadoras. Este crecimiento y vitalidad de la música de la
iglesia son positivos y animantes. Pero por otro lado, hay muchos aspectos de
la música de la iglesia que no son tan animantes o positivos. Parece que mucha
de la música contemporánea de la iglesia pone su perfil más en valores
comerciales o seculares que en principios espirituales. La música de la iglesia
muy a menudo parece tener como objetivo el satisfacer el gusto del público a
expensas de un ministerio equilibrado. Muchas suposiciones no bíblicas y
objetivos de la industria del entretenimiento están desgastando lo que ya es un
concepto superficial del ministerio a través de la música. A esto podemos
agregar, una tendencia hacia lo trivial y poco profundo que ilustra negligencia
al intentar lograr profundidad y sustancialidad en mucha de la música de la
iglesia hoy en día. Pocas personas en la iglesia toman la música con suficiente
seriedad como para pensar en ella en una forma bíblica y teológica. Esta música
continúa siendo una de las áreas de la vida de la iglesia que menos se aborda
con una teología bíblica, y debiera poner nerviosos a los Adventistas del
Séptimo Día.
Dado
que un cuarto a la mitad del servicio de adoración involucra a la música, será
vital darle a la música de la iglesia una atención profunda, inteligente y con
mucha oración. La música forma parte de la adoración a Dios en el cielo, y su
intención es elevar el alma y despertar un espíritu de devoción y gratitud; es
tanto un acto de adoración como es una oración.2
EL SOLO hecho de "interpretar" música sacra no es
suficiente. Dado que el objetivo último es glorificar a Él, será un placer para
Dios más que un deleite para los hombres, este debería ser nuestro interés. En
adoración, DIOS es la audiencia.
En
lugar de estos elevados principios, han emergido dos acercamientos a la música
de la iglesia, ninguno de los cuales tiene sustentación bíblica. La primera
posición, basada en el gusto musical, tiene por objetivo lograr el máximo
placer en la audiencia.
"Buena
música", según esta definición, es usualmente igual a lo que nos es
familiar. La solidez del material del texto es secundaria a la forma en que
suena la música, y si la mayoría de la congregación gusta de esos sonidos, la
música se considera apropiada. Este punto de vista, quizá inconscientemente, ve
a la música primariamente como una forma de entretenimiento "sacro",
y por lo tanto, una forma de escapar de la realidad. Hay un lugar para el
entretenimiento, pero, ¿es adecuado o apropiado al adorar a Dios?
El
segundo punto de vista es el usar música que expresa valores culturales e
ideales. En esto, la preservación de la herencia de tesoros musicales
artísticos de la iglesia es lo más
importante. Igualmente tiene sus deficiencias. La música usada en la adoración
como un fin en sí mismo, arte por el arte misma, tiene problemas teológicos.
Todo en el servicio eclesiástico tiene que tener un propósito cimentado en algo
más grande que en sí mismo. El rol de la música en la iglesia no puede ser
diferente a la de la iglesia misma, el ministerio del Señor, el cuerpo de
Cristo, y el mundo por el cual Cristo murió.3
Elena de White ha dicho: "los cantos deben ser
dirigidos hacia Dios, de otra manera es solo un poco más que una exhibición de
uno mismo... La música no existe por sí misma, pero, como una oración, tiene el
sentido de acercarnos a Dios".4
El propósito de este artículo es
sugerir que podemos encontrar usos erróneos identificables en la música de
adoración que violan el objetivo de adorar dirigiéndonos a Dios. Estos usos
erróneos han prevalecido particularmente en círculos carismáticos por algún
tiempo, y ahora tratan de introducirse en la adoración adventista. Al
desarrollar esta tesis, la música religiosa popular de hoy en día y sus usos
serán examinados, la forma en que la música es percibida en el cerebro y como
esto se relaciona con el problema que estamos tratando, y, algunos criterios y
normas para la música de la iglesia hoy en día serán sugeridos.
Estilos y usos de la música popular actual.
La
posición de algunos que intentan fijar rumbos, es que cualquier tipo de música,
siempre que contenga texto sagrado, es usable en un servicio de adoración. Los
medios de información masiva han condicionado al público con una "dieta de
ritmos de rock", que parece que fuera de esto todo parece insípido y monótono
para muchos. Una obsesión de vestir toda la música para evangelismo con alguna
forma de ritmo de rock, parece haberse desarrollado entre muchos de los intérpretes
de la música para evangelismo de hoy en día. Músicos entre nosotros están
tomando estilos desarrollados por el mundo, y muy a menudo, el ritmo de rock de
las casas de baile ha llegado a ser la música de la iglesia, todo en nombre de
una mejor comunicación, para alcanzar a la gente donde están.
Un escritor dijo, varios años atrás:
Ha
habido un considerable aumento en la "música para evangelismo tipo
jazz" en las iglesias del país en los últimos años. Esto es en muchos
aspectos una cosa diabólica. Lo menos que esto hace, es poner a la iglesia en contacto
con expresiones musicales baratas y de poco valor artístico. Lo importante en
este punto es que lo malo es más que sólo eso, porque es que parece natural que
se una la música barata con textos banales, descuidados e inconsecuente, sino absolutamente
triviales y de pensamientos sentimenta¬les.5
Mucha de la música de hoy en día es: (al tener que definirla),
rock. Básicamente rock es una forma musical orientada rítmicamente, en forma
repetitiva, que sostiene su fuerza en el acentuar los pulsos secundarios de la
música, preferentemente a los primarios. Esta característica no limita al rock
"duro" solamente. Mucha de la música "rock suave" y
"fácil de escuchar" entra dentro de esta clasificación. Niveles
elevados del volumen, muchas veces por encima de los 100 decibeles, es otro
elemento del rock y una fuente de su poder.6 Baterías, guitarras eléctricas,
sintetizadores, y sistemas elaborados de amplificación, que generalmente
intensifican el efecto rítmico y el volumen de la música, están entrando en una
forma dramática en la adoración cristiana, como por ejemplo los acompañamientos
producidos en forma comercial (play back) muchos de los cuales están escritos
en "idioma" rock. Una experiencia física-emocional muy intensa, puede
ser creada con esos ritmos repetitivos y efectos orquestales calculados cuidadosamente.
Irwin Sonenfield escribe:
Por
algún tiempo, el uso de un poder masivo a través de la tecnología electrónica
ha desempeñado un rol muy importante en la música popular. Instrumentos eléctricos,
junto con amplificadores, manipuladores y sintetizadores, son casi
inevitablemente asociados con nuevos sonidos. Estos son más que simples herramientas;
son factores de control. Ellos determinan la naturaleza de la música y sus efectos.
El poder del alto voltage y los decibeles es venerado por sí mismo y también
por las intensas experiencias físicas y psíquicas a las que conducen. Es una
alianza humana, y una subyugación, con el poder tecnológico súper humano, por
el que las sensaciones de dolor y éxtasis llegan a estar místicamente unidos.7
William
Schaefer observa: "lo que no se puede negar del rock es su poder
hipnótico. Ha encadenado a millones de jóvenes alrededor del mundo y ha
transformado sus vidas.8 Obviamente entonces, cualquier uso que se le dé a la
música popular tipo rock, en la adoración a Dios, por lo menos nos llama a
tener un alto grado de discernimiento. Una respuesta física o emocional nunca
debe ser confundida con una respuesta espiritual. ¿Podríamos considerar que
confundirnos entre un estado de alta espiritualidad y uno de alta emotividad es
uno de los aspectos de la lluvia tardía? ¿Puede suceder esto en iglesias
Adventistas de hoy, que buscan promover esta nueva música en sus servicios de
adoración? La creación de una respuesta física emocional es una de las características
primordiales de la música rock contemporánea. A pesar de que es fácil ver los
peligros potenciales de utilizar estos estilos en la música de adoración, todo
un nuevo género de música se ha desarrollado, como nunca antes, que contiene
todos los elementos del rock secular. A esta música se le llama: "Rock
Cristiano", pero los medios de comunicación le han dado otro nombre:
Música Cristiana Contemporánea, lo que le puede dar una mayor aceptación y uso
en las iglesias. Ha sido parte de la adoración carismática, y está entrando en
la adoración Adventista de algunas congregaciones que ha adoptado alguna
"forma" más informal de estilo de adoración.
Un
punto paralelo al uso de un estilo popular-rock, emocional, es el
"teatral". Muchos intérpretes encuentran que mucha música religiosa
contemporánea evoca una interpretación teatral como "Broadway" en su
forma física y vocal. Las religiones pentecostales han guiado al camino de
promover este tipo de interpretación musical teatral-emocional-física, y parece
que algunos adventistas están intrigados en conocerla también. Uno se puede preguntar:
¿Quién es el objeto de adoración en ese tipo de alabanza: Dios, o uno
mismo? Note la advertencia de Elena de
White:
Ni una jota ni una tilde de nada
teatral debe ser traído a nuestra obra. La causa de Dios debe tener un molde celestial,
sacro. Permitid que cualquiera que esté conectado a dar el mensaje para estos
tiempos lleve una impresión divina. No permitáis nada de naturaleza teatral,
porque esto arruinaría lo sacro de su obra.9
Muchos intentan justificar este
sentimiento popular aduciendo un éxito aparente. ¿Qué puede uno decir cuando un
programa o plan tiene una amplia popularidad y consenso, aunque parezca estar
en abierta violación a los principios?
Elena de White otra vez nos ofrece un consejo de valor:
Si
ustedes bajan las normas con el objetivo de conseguir popularidad y de esta
forma aumentar el número de miembros, y luego regocijarse por ese aumento,
estáis mostrando una gran ceguera. Si los números fueran una evidencia de
éxito, Satanás puede reclamar la preeminencia, porque, en este mundo, sus seguidores
son mayoría. Este es el grado de poder moral que está invadiendo al colegio, es
una prueba de su prosperidad. Es la virtud, prosperidad, y piedad de la gente
que conforma la iglesia, no su número, lo que debe ser una fuente de gozo y
agrade¬cimiento.10
Nunca
debiéramos "rebajar la verdad con el objeto de obtener conversos, pero
primero elevar a los pecadores y corruptos a los altos principios de la ley de
Dios"11
Job pregunta: "¿Quién hará limpio a lo inmundo?
Nadie" (Job 14:4), y el sabio declara en Proverbios 6:28: "¿Andará el
hombre sobre brazas sin que sus pies se quemen?"
Un gran
evangelista descubrió que cuando cambió lo tradicional por música tipo
folk-rock en sus conferencias, el número de asistentes aumentó rápidamente. Más
adelante encontró que el porcentaje de ellos que habían completado el plan de
seguimiento había caído de un original de 20% a menos del 1%.12
Ex
Músicos de rock que se han convertido al cristianismo señalan que no es posible
tener ningún tipo de compromiso con esta música. La única solución es la de una
abstinencia total. La naturaleza de esos "sonidos" está tan asociada
a "lo carnal" y es tan "parte del mundo" que debe ser
eliminada totalmente de la vida. ¿Pueden los adventistas darse el gusto de
defender lo que otros han encontrado como algo anti-espiritual?
La
inspiración es clara al decir que hay música aceptable y también inaceptable en
la adoración. Cuando descendía del monte Sinaí, luego de recibir la ley de
Dios, Moisés pensó que oía sonidos de guerra. Ese "sonido de guerra"
resultó ser los sonidos de los cantos de adoración al becerro de oro, un
servicio que había sido declarado día de fiesta al Señor. En los días de
Daniel, la "orquesta de Babilonia" era importante al influenciar el
estado de ánimo de los que participaban de la adoración de la imagen de
Nabucodonosor. El profeta Amós describe el día cuando Dios le dirá a su pueblo:
"Quita de mí la multitud de tus cantares, pues no escucharé las salmodias
de tus instrumentos". (Amós 5:23)13
Al
entrar en este siglo, Elena de White describió y condenó cierto tipo de música
de adoración en Indiana, y declaró que esto sería repetido justo antes del fin
del tiempo de gracia. Lo que ella dice con relación a la interpretación musical
revela:
Es
mejor no mezclar nunca el culto a Dios con música que utiliza instrumentos
musicales para realizar la obra que en enero pasado se me mostró que tendría
lugar en nuestras reuniones de reavivamiento. La verdad para este tiempo no
necesita nada de eso para convertir a las almas.14
Finalmente, noten esta alarmante profecía.
"Esas
cosas que ha habido en el pasado, habrá en el futuro. Satanás hará de la música
una trampa por la forma en que esta es conducida. 15
Quizá
en este punto del artículo, un breve repaso de los métodos satánicos nos podrá
ser de ayuda: "Satanás obrará con su poder engañoso para influenciar el
corazón y nublar el entendimiento, para hacer que lo malo parezca bueno, y lo
bueno ma¬lo".16
En años
recientes se han publicado muchos himnarios nuevos, y en muchos casos, los
himnos de ellos representan un cambio en su énfasis. Parece que muchas
denominaciones sienten que han perdido algo profundo, debido al uso limitado
que se le ha dado a los grandes himnos de la Iglesia.17 En estos nuevos himnarios, vemos un retorno a
esos grandes himnos de la Iglesia.
Así
como algunos adventistas buscan lo simple, coros informales y sonidos
contemporáneos, otros cristianos que han experimentado eso, están aparentemente
buscando algo más substancial.
En un
editorial reciente de la Revista Adventista (en Inglés), Eugene Durand señala
que las iglesias de la Asamblea de Dios (Pentecostal) describen la música rock
Cristiana como fuera de tono con el evangelio.
La
Iglesia de Jesucristo ha llegado a estar bajo un ataque especial de Satanás a
través del entretenimiento propuesto por los medios de comunicación, y ha sido
provocada a imitar el mundo y sus formas artísticas degradantes... Poniendo el
nombre de Jesús a la música rock, no significa que cambia la naturaleza
esencial de ésta. Ellos toman algo que es básicamente inaceptable para los
cristianos, le cambian la "etiqueta"
pero sigue siendo tan malo como lo fue antes.
¡Cuán
extraño es que pentecostales clamen por precaución en contra de la música rock
cristiana, mientras tanto muchos, supuestamente de mente elevada y
conservadores, Adventistas del Séptimo Día lo devoran! No estoy hablando
solamente del rock duro, sino también del rock suave y música tipo Club
nocturno, que es escuchada en las reuniones de los adventis¬tas.18
Cómo la música es percibida por el cerebro humano
Probablemente
el desarrollo más importante en la investigación científica de la música fue el
descubrimiento de que la música es percibida por una porción del cerebro que
recibe el estímulo de las emociones, sensaciones y sentimientos sin estar
sujeto primariamente a los centros cerebrales que incluyen la razón y la
inteligencia. Schullian and Schoen explica este fenómeno:
La
música que no afecta la parte central del cerebro, puede, igualmente excitar al
organismo a través del tálamo, la estación de control de todas las emociones, sensaciones
y sentimientos. Una vez que un estímulo
(real o irreal) ha sido capaz de alcanzar al tálamo, el cerebro es automáticamente
invadido, y si el estímulo continúa por algún tiempo, se puede establecer un
contacto muy cercano entre el cerebro y el mundo de lo real.19
El
tiempo y espacio no nos permiten un tratamiento más profundo de la percepción
musical. Es suficiente decir que estudios realizados durante los últimos 50
años han traído a la luz descubrimientos preferentemente significantes que los
podemos resumir en los siguientes:
1. La música es percibida y disfrutada sin ser necesariamente
interpretada por los altos centros cerebrales que incluyen la razón y el juicio.
2. Es posible medir
la respuesta a la música inclusive a pesar de que el oyente no esté presentando
atención consciente a ella.
3. Hay evidencias de
que la música puede alterar el estado de ánimo, cambiando y afectando la
química corporal y el balance electrolítico.
4. Bajando el nivel
de percepción sensorial, la música eleva las respuestas al color, tacto y otras
percepciones sensoriales.
5. Se ha demostrado
que la música produce cambios en la energía muscular y promueve o inhibe el
movimiento corporal.
6. La música que
tiene un ritmo altamente repetitivo tiene un efecto hipnótico.
7. El sentido del
oído tiene un mayor efecto sobre el sistema nervioso autónomo que ninguno de
los otros senti¬dos.20
Estos
descubrimientos sugieren que Satanás tiene la posibilidad, a través de la
música, de montar un ataque tramposo en todo el que esté dispuesto a ser
indulgente con el tipo de música mala.
Podemos
concluir que la música en sí misma, no solamente el texto, es un punto de mucha
importancia al estudiar la aceptabilidad de la música en la adoración. Esta es
la razón por la que es importante un llamado de atención a los grupos que
quieren experimentar con música nueva para la iglesia y para los estilos de
adoración. Incluso si utilizamos un texto bíblico sólido, cuando lo mezclamos
con un vehículo musical inapropiado, llega a ser, teológicamente hablando, una
"babilonia", una mezcla de lo bueno con lo malo, verdad con error. Al
referirse a la caída del hombre, Elena de White dice:
"Por
la mezcla de lo malo y lo bueno, sus mentes han llegado a estar confusas, sus
poderes mentales y espirituales nublados. No pueden apreciar lo bueno que Dios
concedió gratuitamente.21
El
profeta Ezequiel también llama la atención a los peligros de la mezcla entre lo
sacro y lo profano:
"Sus
sacerdotes violaron mi ley, y contaminaron mis santuarios; entre lo santo y lo
profano no hicieron diferencia, ni distinguieron entre lo inmundo y lo limpio,
y de mis días de reposo apartaron sus ojos y yo he sido profanado en medio de ellos... diciendo: sí ha dicho
Jehová el Señor, y Jehová no había hablado. (Ezequiel 22:26,28)
Mezclar las verdades de Dios con
lo que al mundo le parece bueno es un negocio de mucho riesgo.
Criterios y normas al juzgar la música.
La
música, hablando en términos simples, está compuesta de tres elementos:
melodía, armonía y ritmo. Estos elementos corresponden en el mismo grado a: el espíritu
del hombre, o su intelecto; sus emociones o sentimientos, y su cuerpo o necesidades
físicas. Al elegir música para la adoración esta jerarquía debe ser mantenida
intacta: la melodía reina suprema. La armonía sostiene a la melodía, pero nunca
la superredes. El ritmo sustenta a las dos, nunca las supersede.
Dios se
comunica con el hombre a través de su mente. Esta es la razón por la cual la
melodía, que apela a la mente del hombre, debe tener supremacía. La melodía es
el vehículo que lleva el texto de la canción. Al programar la adoración, el texto debe ser lo más importante. ¿Hay
algún lugar en los escritos sagrados que sugieran que Dios se comunica con el
hombre primeramente a través de sus emociones o su naturaleza física? Por el
contrario, Pablo aconseja:
"Si
no que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre. . . yo mismo vengo a ser
eliminado". (1Corintios 9:27)
Las emociones e impulsos no deben ser separados de nuestra
música, pero tienen que estar bajo control. Lo que apele a la mente debe reinar
supremo.22
Esa es
la razón, precisamente, porque el uso de mucha de la música cristiana
contemporánea, que tiene una estructura rítmica dominante, debe, por lo menos,
recibir un cuidadoso estudio en relación con su lugar en la adoración cristiana.
El hecho es que mucha de esta música posee una jerarquización invertida, con la
melodía, la que lleva el texto, como la de menor importancia. ¿Podemos darnos
el gusto de permitir que nuestros sentimientos y emociones o nuestro deseo de
expresión física regulen nuestra mente? ¿Queremos una adoración que nos haga
sentir "bien", o queremos una adoración que nos dirija a Dios, como
el único medio de nuestra salvación?
Lo
clave aquí está mucho más lejos que los simples gustos personales y las
preferencias. Nuestra música y estilo de adoración ilustra nuestras necesidades
y quizá nuestro concepto de Dios.