12 de abril
"Mi siervo eres tú; te escogí, y no te deseché. No temas, porque yo
estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te
ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia." Isa. 41: 9, 10.
Todos los que están relacionados con la obra de Dios tienen que aprender
muchas lecciones importantes. Algunos que se creyeron suficientes para todo
encontrarán que están muy lejos de lo que debieran ser en algunos aspectos.
Algunos obreros que son despreciados por la sabiduría humana son altamente
exaltados por Dios. El Señor suscitará hombres para hacer una determinada obra,
y a medida que avancen paso a paso aprenderán del gran Yo Soy. Cuando les revele
la obra que deben hacer, seguirán avanzando bajo su dirección, realizando
aquello que El colocó en sus manos.
Otro hombre, aparentemente con
habilidades superiores, puede venir y al contemplar la obra de estos hombres
acaso llegue a pensar que debiera reemplazárselos por personas más sabias. A su
entender, la obra que realizan parece enredada y deficiente, cuando en realidad
el Señor la está conduciendo paso a paso. Abogará para que se haga un cambio.
Tratará de lograr que los obreros vean que están cometiendo un gran error al
llevar adelante su obra de esa manera. Pero Dios no ve como el hombre ve.
Los obreros a los cuales El conduce pueden sentirse a veces en
perplejidad. Es el plan de Dios que enfrenten y superen muchas dificultades. El
inspira en los obreros la determinación de hacer que cada aparente fracaso
resulte en un éxito. Están decididos a caminar en la luz que brilla sobre el
sendero, y aunque encuentren muchos obstáculos, declaran: "No fracasaré ni me
desanimaré".
Los hombres a menudo oran y lloran debido a las
perplejidades y obstáculos que deben arrostrar. Pero es el propósito de Dios que
enfrenten perplejidades y obstáculos y, si mantienen firmemente hasta el fin su
confianza como al principio, decididos a llevar adelante la obra del Señor, El
les despejará el camino. Los que luchen perseverantemente contra dificultades
aparentemente insuperables tendrán éxito, y con el éxito vendrá también el más
grande gozo.
Dios está preparando a hombres humildes y contritos para
que lleguen a ser obreros valiosos. Les está dando una experiencia que la
sabiduría humana no puede explicar. El obra sobre las mentes mediante su propia
sabiduría. Permite que aparezcan supuestos errores, a fin de que en forma
inesperada (que la sabiduría humana no puede comprender) el nombre de Dios pueda
ser glorificado. Realiza su obra de acuerdo con sus métodos. Consulta sus
propósitos, no las teorías del hombre. El poder mediante el cual trabaja en el
hombre es proporcional al fervor y a la sinceridad del individuo. En todo lo que
Dios hace, busca el más elevado bien de aquellos que trabajan juntamente con El
(Carta 162 del 12 de abril de 1903, dirigida al administrador de una
asociación).
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