Los 3 Consejos
Una pareja de recién casados, era muy
pobre y vivía de los favores de un pueblito del interior. Un día, el marido le
hizo la siguiente propuesta a su esposa: Querida yo voy a salir de la casa. Voy
a viajar bien lejos, buscar un empleo y trabajar hasta tener condiciones para
regresar y darte una vida
Más cómoda y digna. No sé cuánto tiempo
voy a estar lejos; sólo te pido una cosa: que me esperes y mientras yo esté
lejos, seas fiel a mí, pues yo te seré fiel a ti."
Así, siendo joven aún, caminó muchos
días a pie, hasta encontrar un hacendado que estaba necesitando de alguien para
ayudarlo en su hacienda. El joven llegó y se ofreció para trabajar y fue
aceptado. Pidió hacer un trato con su jefe, el cual fue aceptado también. El
pacto fue el siguiente: Déjeme trabajar por el tiempo que yo quiera y cuando yo
encuentre que debo irme, el señor me libera de mis obligaciones. Yo no quiero
recibir mi salario. Le pido al señor que lo coloque en una cuenta de ahorros
hasta el día en que me vaya. El día que yo salga, usted. Me dará el dinero que
yo haya ganado."
Estando ambos de acuerdo, aquel joven
trabajó durante 20 años, sin vacaciones y sin descanso.
Después de veinte años, se acercó a su
patrón y dijo: Patrón, yo quiero mi dinero, pues quiero regresar a mi
casa." El patrón le respondió: "Muy bien, hicimos un pacto y voy a
cumplirlo. Sólo que antes quiero hacerte una propuesta, ¿está bien? Yo te doy
tu dinero y tú te vas, o te doy tres
Consejos y no te doy el dinero y te vas.
Si yo te doy el dinero, no te doy los consejos y viceversa. Vete a tu cuarto,
piénsalo y después me das la respuesta." Él pensó durante dos días, buscó
al patrón y le dijo: "QUIERO LOS TRES CONSEJOS" El patrón le recordó:
Si te doy los consejos, no te doy el dinero." Y el empleado respondió:
"Quiero los consejos" El patrón entonces le aconsejó:
* NUNCA TOMES ATAJOS EN TU VIDA. Caminos
más cortos y desconocidos te pueden costar la vida.
* NUNCA SEAS CURIOSO DE AQUELLO QUE
REPRESENTE EL MAL, pues la curiosidad por el mal puede ser fatal
* NUNCA TOMES DECISIONES EN MOMENTOS DE
ODIO Y DOLOR, pues puedes arrepentirte demasiado tarde.
Después de darle los consejos, el patrón
le dijo al joven, que ya no lo era tanto: AQUÍ TIENES TRES PANES: dos para
comer durante el viaje y el tercero es para comer con tu esposa, cuando llegues
a tu casa". El hombre, entonces, siguió su camino de vuelta, de veinte
años lejos de su casa y de su esposa que él tanto amaba.
Después del primer día de viaje, encontró una
persona que lo saludó y le preguntó: "¿Para dónde vas?" Él le
respondió, "Voy para un camino muy distante que queda a más de veinte días de caminata por esta carretera." La
persona le dijo entonces: "Joven, este camino es muy largo. Yo conozco un
atajo con el cual llegarás en pocos días". El joven, contento, comenzó a
caminar por el atajo, cuando se acordó del primer consejo. Entonces, volvió a
seguir por el camino normal. Días después, supo que el atajo llevaba a una
emboscada.
Después de algunos días de viaje, y
cansado al extremo, encontró una pensión a la vera de la carretera, donde poder
hospedarse. Pagó la tarifa por día y, después de tomar un baño, se acostó a
dormir. De madrugada se levantó asustado con un grito aterrador. Se levantó de
un salto y se dirigió hasta la puerta para ir a donde escuchó el grito. Cuando
estaba abriendo la puerta, se acordó del segundo consejo. Regresó y se acostó a
dormir. Al amanecer, después de tomar café, el dueño de la posada le preguntó si
no había escuchado el grito y él le contestó que sí lo había escuchado. El
Dueño de la posada le preguntó "Y
no le dio curiosidad"? él le contesto que no. A lo que el dueño le
respondió: "Ud. es el primer huésped que sale vivo de aquí, pues mi único
hijo tiene crisis de locura; grita durante la noche y cuando el huésped sale,
lo mata y lo entierra en el quintal".
El joven siguió su larga jornada,
ansioso por llegar a su casa.
Después de muchos días y noches de
caminata, ya al atardecer, vio entre los árboles humo saliendo de la chimenea
de su pequeña casa. Caminó y vio entre arbustos la silueta de su esposa. Estaba
anocheciendo, pero alcanzó a ver que ella no estaba sola. Anduvo un poco más y
vio que ella tenía sobre su regazo, un hombre al que estaba acariciando los
cabellos. Cuando vio aquella escena, su corazón se llenó de odio y amargura y
decidió correr al encuentro de los dos y matarlos sin piedad. Respiró profundo,
apresuró sus pasos, cuando recordó el tercer consejo. Entonces se paró y
reflexionó y decidió dormir ahí mismo aquella noche y al día siguiente tomar
una decisión. Al
Amanecer, ya con la cabeza fría, él
dijo: NO VOY A MATAR A MI ESPOSA. Voy a volver con mi patrón y a pedirle que me
acepte de vuelta, sólo que antes, quiero decirle a mi esposa que siempre le fui
fiel."
Se dirigió a la puerta de la casa y tocó.
Cuando la esposa le abrió la puerta y lo reconoció, se colgó de su cuello y lo
abrazó afectuosamente. Él trató de quitársela de encima, pero no lo consiguió.
Entonces, con lágrimas en los ojos le dijo: Yo te fui fiel y tú me
traicionaste...
Ella espantada le respondió,
"¿Cómo? Yo nunca te traicioné. Te esperé durante veinte años". Él
entonces le preguntó, "¿Y quién era ese hombre que acariciabas ayer por la
tarde? Y ella le contestó, "AQUEL HOMBRE ES NUESTRO HIJO. Cuando te
fuiste, descubrí que estaba embarazada. Hoy él tiene veinte años de edad".
Entonces, el marido entró, conoció, abrazó a su hijo y les contó toda su
historia, mientras su esposa preparaba la cena. Se sentaron a comer el último
pan junto. DESPUÉS DE LA ORACIÓN DE AGRADECIMIENTO, CON LÁGRIMAS DE EMOCIÓN, él
partió el pan y al abrirlo, se encontró todo su dinero: el pago de sus veinte
años de dedicación
Muchas veces creemos que los atajos
"queman etapas" y nos ayudan a llegar más rápido, lo que no siempre
es verdad... Muchas veces somos curiosos; queremos saber de cosas que ni nos
dan respeto ni nos traen nada de bueno
Otras veces reaccionamos movidos por el impulso, en momentos de rabia, y
después tardíamente nos arrepentimos...
Espero que no nos olvidemos de estos
consejos, no te olvides también de CONFIAR (aunque tengas muchos motivos para
desconfiar).
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