SABER Y OBSERVAR EL
VOTO Y LA LEY DEL
CONQUISTADOR.
El aprendizaje del
Voto y de la Ley
deben ser cumplidos fuera del período de clase.
Explicación
Cada niño o niña debe tener una norma por la
cual regir su vida. Para los niños y
jóvenes adventistas, la Ley
y el Voto del Conquistador constituyen esa norma. Deben aprenderse de memoria, y sus principios
deben ser puestos en práctica. Al igual que toda nación tiene su
constitución, el Voto y la Ley
del Conquistador se consideran como la Constitución del programa de Conquistadores en
todo el mundo. Cada conquistador debe
respetar esa Constitución que regula toda actividad, y practicar en su vida lo
que estipula el Voto y la
Ley. Los
Conquistadores, en forma uniforme, deben levantar su mano derecha a la altura
del hombro en forma de saludo para decir el Voto y la Ley del Conquistador, entre
nosotros conocido como saludo Maranata.
EL VOTO DEL CONQUISTADOR
Por
la gracia de Dios,
Seré
puro, bondadoso y leal,
Guardaré
la Ley del
Conquistador,
Seré
siervo de Dios y amigo de la humanidad.
Nota: Donde el Voto es
usado en la Sociedad
de Jóvenes, se debe sustituir la palabra “Conquistador” por “Jóvenes
Adventistas” o “JA”.
SIGNIFICADO DEL VOTO
Por la gracia de Dios significa que
dependo de Él, reconociendo que en su fuerza se perfecciona mi debilidad. Significa que sólo dependiendo de Él puedo
hacer su voluntad. Significa que
solamente por medio de la gracia soy salvo de mis pecados, a través del poder
de Jesucristo, nuestro Salvador y Redentor.
Seré puro significa que
llenaré mi mente con todo lo que es bueno y verdadero, y que emplearé mi tiempo
en actividades que me ayudarán a desarrollar un carácter firme y puro.
Seré bondadoso significa que seré
considerado y amable no solamente con mis semejantes, sino con todo lo que fue
creado por Dios.
Seré leal significa que seré
honesto y correcto en mis estudios, trabajo y juegos, y que siempre podrán
contar con que haré lo mejor que pueda en todo.
Guardaré la Ley del Conquistador significa que
estudiaré y entenderé el significado de la Ley del Conquistador, y que me esforzaré por
vivir de acuerdo con su espíritu, reconociendo que la obediencia a la Ley es esencial en cualquier
organización.
Seré siervo de Dios significa que me
propongo servir a Dios en primer, último y mejor lugar en todo lo que haga o
sea.
Seré amigo de la humanidad significa que
viviré para bendecir a otros y seré con ellos como quiero que sean conmigo.
1.-
Observar la
Devoción Matutina.
2.-
Cumplir fielmente con la parte que me toca.
3.-
Cuidar mi cuerpo
4.-
Tener una mirada franca.
5.-
Ser cortés y obediente.
6.-
Andar con reverencia en la Casa
de Dios.
7.-
Conservar una canción en el corazón
8.-
Ir donde Dios mande.
INTERPRETACIÓN DE LA LEY DEL CONQUISTADOR
Observar la Devoción Matutina. Cada conquistador
debe orar y estudiar su Biblia cada día.
La mejor forma de empezar el día es observando la Devoción Matutina, la
cual ha sido preparada especialmente para cada niño y joven Adventista del
Séptimo Día.
El primer alimento que necesito es el de la
Palabra de Dios. La estudiaré, meditaré
en ella y la haré parte de mi devoción personal diaria.
Oraré dándole gracias a Dios por sus
bendiciones y pidiéndole las cosas que tanto yo, como otros, necesitamos. Dios ha prometido oírme.
Compartiré lo que he aprendido en la Palabra
de Dios con mi familia y otros. Quiero
que Jesús vuelva pronto, y que otros lleguen a conocerlo personalmente como yo
lo conozco.
Observaré la Devoción Matutina porque es el
plan de Dios para enriquecer mi vida espiritual y prepararme para su reino.
Cumplir fielmente con la
parte que me toca. “El mundo no necesita tanto hombres de gran
intelecto como de carácter noble.” (La
Educación, pág. 225)
"Un carácter formado a la semejanza
divina es el único tesoro que podemos llevar de este mundo al venidero. Los que en este mundo andan de acuerdo con
las instrucciones de Cristo, llevarán consigo a las mansiones celestiales toda
adquisición divina. Y en el cielo
mejoraremos continuamente. Cuán
importante es, pues, el desarrollo del carácter en esta vida" (MJ, pág.
98, 99).
Reconociendo esta gran necesidad en el mundo
y en mi vida, no temeré a nada que sea mi deber. Cumpliré gozosamente con mis
responsabilidades en la casa, en la escuela y en la iglesia. Demostraré un espíritu de equidad en el juego
o deporte, esforzándome por hacer siempre lo mejor.
Haré honradamente mi parte evitando meterme
en problemas, cuidando mi dinero, respetando lo que no es mío y cumpliendo con
todas mis responsabilidades.
Cuidar mi cuerpo. "La salud
física perfecta es una de las más grandes ayudas para formar en la juventud
caracteres puros y nobles, fortaleciéndolos para dominar el apetito y refrenar
los excesos degradantes" (MJ, pág. 231).
Reconozco que el tiempo de establecer buenos
hábitos, de aprender a tener control propio y de mantener un cuerpo sano, es en
los años de mi juventud. También
reconozco que mi cuerpo es templo del Espíritu Santo, y que se me ha confiado
el cuidado del mismo. Es mi
responsabilidad aprender principios que me ayuden a vivir felizmente y libre de los vicios y la
corrupción del mundo.
Mantendré mi cuerpo saludable respirando
profundamente, haciendo ejercicios, ingiriendo alimentos sanos y usando
vestimenta adecuada, y evitando los venenos del alcohol, el tabaco, el té, el
café y otras drogas dañinas.
Tener una mirada franca. En el Fuerte
Lincoln, Washington, DC, hay una estatua de Cristo que pareciera que mira a
todas las direcciones. No importa a
donde te pares, los ojos del Señor están siempre sobre ti. La Biblia dice, "Los ojos de Jehová
están en todo lugar, mirando a los malos y a los buenos" (Proverbios 15:3)
Tener una mirada franca significa que no
importa donde estemos, a la vista de todos o en algún lugar oscuro o escondido,
podemos mirar a Jesús cara a cara y no sentir miedo. Adán y Eva huyeron de la presencia de
Dios. No podían encontrarse con él
porque habían pecado. Para tener una
mirada franca no debo mentir ni engañar.
Siempre diré la verdad aunque haya de sufrir. Despreciaré toda palabra y pensamientos
impuros. Pensaré más en los otros que en
mi mismo.
Ser cortés y obediente. "La regla de
oro es el principio de la verdadera cortesía, y su más fiel ilustración se
halla en la vida y el carácter de Jesús.
¡Qué rayos de suavidad y belleza emanaban de la vida diaria de nuestro
Salvador! ¡Qué dulzura fluía de su
presencia! En sus hijos se revelará el
mismo espíritu" (MJ, pág. 418)
Quiero ser cortés porque la cortesía es la
manifestación exterior del amor que emana de un corazón que refleja el amor de
Jesús. Siempre daré un saludo bondadoso
y estaré listo para ayudar al extraño, al anciano, al enfermo, al pobre y a los
niños.
Reconozco que la obediencia a Dios ocupa el
primer lugar, sigue la obediencia a los padres y luego la obediencia a los
maestros y oficiales. Quiero seguir el
ejemplo de Jesús que fue obediente hasta la muerte de cruz. Él vino a cumplir una misión y fue obediente
a su Padre Celestial.
Andar con reverencia en la
Casa de Dios. Cuando Moisés entró en la presencia de Dios para
recibir los Diez Mandamientos, se le pidió al pueblo que se santificara y que
lavara sus ropas. Deberían tener
reverencia ante el Dios del Universo. "Tanto los niños como los jóvenes
nunca deben sentir que es motivo de orgullo ser indiferentes y descuidados en
las reuniones donde se adora a Dios" (MJ, pág. 263, 264).
Andaré con reverencia en su santuario,
adaptando mis pies, mis manos y mi corazón a la ocasión y al lugar. Dios está en la iglesia o capilla, porque
ella ha sido dedicada a su servicio.
Estaré callado y reverente y seré cuidadoso en todo lo que diga y haga
en la iglesia.
Seré reverente en la oración. Cerraré mis ojos y conservaré una postura
apropiada y digna mientras hablo con Dios.
Respetaré el santuario, el edificio y sus muebles. No hablaré con mis compañeros; recordaré que
los ángeles se cubren con humildad cuando se acercan al trono de Dios.
Conservar una canción en el
corazón. "La melodía de la
alabanza es la atmósfera del cielo; y cuando el cielo se pone en
contacto con la tierra, se oye música y canto, ‘acciones de gracias y voz de
melodía’" (MJ, pág. 289)
Nosotros sabemos que la música es más un acto
de alabanza que de oración. Muchas veces
los jóvenes no lo entienden y los cantos se cantan sin sentido. Necesitamos aprender a alabar al Señor aquí
en la tierra, pues éste es uno de los objetivos de la eternidad. Esto debería ser una alegría en nuestros
corazones porque Jesús vino y murió en la cruz por nosotros.
Conservaré una canción en mi corazón porque
soy feliz, pues he sido redimido.
Cantaré cuando esté acompañado o a solas. Quiero que, los que están conmigo, sientan el
gozo de la salvación, el gozo de ser cristiano, el gozo que uno experimenta al
estar con Cristo. Cantaré cuando todo
vaya bien y cuando las cosas vayan mal.
Sé que las pruebas y las tribulaciones son la forma como Dios me enseña
y me moldea.
"Cántese en el hogar cantos dulces y
puros, y habrá menos palabras de censura y más de alegría, esperanza y
gozo. Cántese en la escuela y los
alumnos serán atraídos más a Dios, a sus maestros y los unos a los otros"
(MJ, pág. 290)
Ir donde Dios mande. El único propósito
del Conquistador es hacer la obra de Dios.
"Los niños pueden ser misioneros aceptables en el hogar y en la
iglesia. Dios desea que se les enseñe
que están en este mundo para prestar servicio útil, no solamente para
jugar. En el hogar se los puede educar
para hacer obra misionera que los
preparará para actuar en más vastas esferas de utilidad. Padres, ayuden a los niños a realizar el
propósito que Dios tiene para ellos" (MJ, pág. 223)
¡Qué tremenda oportunidad de poder tener una
parte en la terminación de la obra de Dios en la tierra! Los ángeles estarían felices de realizar este trabajo, pero fue dado a hombres y
mujeres, a los jóvenes y a los niños y niñas.
Aceptaré las responsabilidades diarias en
casa y en el colegio para prepararme para responsabilidades mayores. Le plantaré un jardín a mi vecina, para que
así, cuando crezca, pueda ayudar a una Escuela de Agricultura en un país
extranjero. Ayudaré a mi hermano pequeño
a amarrar sus zapatos para que algún día pueda operar a un paciente en un
hospital en una misión de guerra. Voy a
limpiar el garaje a mi padre hoy, para que así pueda ayudar a limpiar
gentilmente a varios corazones en tierras distantes.
Ahora estaré más que complacido en hacer lo
que Dios me manda porque quiero seguir haciendo su trabajo por siempre. Quiero dedicar mi vida a la predicación de su
evangelio y alcanzar a millones que aún están esperando la salvación de
Jesucristo.
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