NUESTRO ESTUDIO AQUÍ Y EN EL MAS ALLA
30 de marzo
"Para
mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su
bondad para con nosotros en Cristo Jesús." Efe. 2: 7.
La desobediencia
ha cerrado la puerta a una enorme cantidad de conocimientos que podrían haberse
obtenido de la Palabra de Dios. En la eternidad comprenderemos lo que se habría
abierto a nuestro entendimiento si hubiéramos recibido la iluminación que nos
era posible obtener aquí. Y significa obediencia a todos los mandamientos de
Dios. Se habría comprendido el plan del gobierno de Dios. El mundo celestial
habría abierto sus cámaras de gracia y de gloria para la exploración. Los seres
humanos habrían llegado a ser totalmente diferentes de lo que son ahora en la
forma, en el habla y en el canto, porque se habrían ennoblecido al explorar las
minas de la verdad. El misterio de la redención, el conocimiento de Dios y de
Jesucristo en su carácter de mediador, la encarnación de Cristo nuestro
Redentor, su sacrificio expiatorio, no habrían sido, como lo son ahora, asuntos
imprecisos en nuestra mente. Habrían sido no solamente mejor comprendidos, sino
también muchísimo más apreciados.
Estos temas ocuparán los corazones,
las mentes, y la lengua de los redimidos a través de las edades eternas, y
delante de ellos se desplegarán nuevas comprensiones de los temas que Cristo
anheló abrir ante sus discípulos pero que ellos no tuvieron la fe necesaria para
buscar y captar. Durante toda la eternidad irán apareciendo nuevas perspectivas
de la perfección y gloria de Cristo.
Hombres de indudable piedad y
talento pueden captar perspectivas de las realidades eternas, pero éstas no son
comprendidas porque las cosas que son visibles eclipsan la gloria de lo
invisible. Muchos evalúan la sabiduría del hombre como más elevada que la
sabiduría del Maestro divino. Y de esa manera, el Libro de texto, que condene el
tesoro, es considerado como anticuado, al punto de que se lo evalúa como
insípido y obsoleto. No es considerado así, sin embargo, por aquellos que han
sido reanimados y vivificados por el Espíritu Santo. Ellos viven el inapreciable
tesoro, y estarán dispuestos a vender todo a fin de comprar el campo que lo
contiene. . .
Muchos beben de las aguas decadentes y turbias del valle
por haber olvidado la fuente del agua viva, el agua pura que desciende de las
nieves del Líbano. Pero los que concentran su estudio en la Palabra de Dios, los
que excavan en busca de los tesoros de la verdad, apreciarán los importantes
principios que enseña, y los asimilarán. Como resultado de ello llegarán a estar
imbuidos con el Espíritu de Cristo, y mediante la contemplación serán cambiados
a su semejanza. Los que aprecian la Palabra la enseñarán como discípulos que han
estado sentados a los pies de Jesús y se han acostumbrado a aprender de El, a
fin de poder conocer a Aquel cuyo conocimiento correcto es vida eterna
(Manuscrito 45, del 30 de marzo de 1898 "El Tesoro escondido").
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