"Levantad
en alto vuestros ojos y mirad quién creó estas cosas; él saca y cuenta su
ejército; a todas llama por sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza de
su fuerza, y el poder de su dominio." Isa. 40: 26.
Las ideas panteístas
que ven a Dios en la naturaleza son dirigidas por Lucifer, el ángel caído. Lo
extraño es que estas ideas han sido aceptadas por tantos como una verdad
preciosa. Pero lo que piensan que es luz los llevará a densa oscuridad. El dar
gloria a Dios es un rasgo que distingue la experiencia de los adventistas del
séptimo día. Cuando damos gloria a los instrumentos humanos, cuando tenemos una
confianza ilimitada en el hombre, hablando de la excelencia que suponemos que
posee, adoramos lo que no sabemos. Sea Dios exaltado. Los descarriados y débiles
humanos se humillen ante El. . .
He tenido mucho que decir acerca de la
gloria de Dios tal como se ve en sus obras creadas, pero nunca he dejado la
impresión de que nuestro Dios Omnipotente, que gobierna y llena completamente
los cielos, se puede encontrar en una flor, en una hoja o en un árbol. Lo que he
dicho acerca de las obras de Dios en la naturaleza estaba dirigido a conducir la
mente desde la naturaleza al Dios de la naturaleza, para mostrar que toda la
gloria debe ser dada a Aquel que gobierna los cielos y controla todas las cosas
en el cielo y en la tierra.
Los hombres deben cumplir sus obligaciones
ante Dios. Deben reverenciar y conocer a Dios como un ser personal. Deben alabar
y glorificar su nombre como Aquel que puso muchas cosas hermosas en esta tierra
corrompida por el pecado, para que desde el niño hasta el hombre y la mujer de
edad madura, todos puedan ver que Dios ama a su familia aquí en la tierra. Nos
ama tanto que nos dio una prueba tangible de su amor al enviar a su Hijo único
para que cargara el pecado del mundo, a fin de que todo aquel que en El crea, no
se pierda, mas tenga vida eterna.
Dios anhela que pensemos en la altura,
la profundidad y la anchura de su amor inconmensurable, que no tiene igual, y
que recordemos que somos su posesión adquirida. "Porque habéis sido comprados
por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu,
los cuales son de Dios" (véase 1 Cor. 6: 19, 20). Debemos actuar como a la vista
del universo celestial, cumpliendo conscientemente nuestras obligaciones para
con nuestro Creador.
El mundo será tomado cautivo por las
manifestaciones engañosas de Satanás. ¿Dónde, pues, está nuestra seguridad?
¿Cómo nos guardaremos de los artificios embelesadores de Satanás? Leyendo la
Palabra de Dios con el intenso anhelo de conocerlo a la luz de la revelación que
ha dejado registrada acerca de El (Carta 253a, del 18 de noviembre de 1903,
dirigida al Dr. J. H. Kellogg, que estaba abrigando conceptos panteístas).
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