"Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas."
Prov. 3: 6.
Durante las horas de la noche vino a mí en forma especial el
Espíritu de Dios. Mi alma se había extendido en súplica fervorosa a Dios. Estaba
angustiada por la apostasía de su pueblo.
Mientras yacía en la cama, sin
poder conciliar el sueño por la carga que sentía sobre mí, suplicaba al Señor.
Me dormí, y en la noche Dios me instruyó. Mi guía dijo: "Tengo una tarea para
ti. Debes hablar las palabras que el Señor te da. Luego que las hayas dicho, tu
tarea estará cumplida. No se requiere que entres en detalles frente a
individuos, cualquiera sea su posición o trabajo, si no reconocen la voz de Dios
en el mensaje que El te da para que lleves en su nombre. Todos tus esfuerzos
para eliminar sus dudas serán inútiles si reúnen las nubes de la oscuridad
alrededor de sus almas. Si entras en detalles particulares, debilitarás el
mensaje. No eres tú quien habla, sino el Señor por tu intermedio. Los que
quieran conocer la voluntad de Dios y no desean seguir su propia voluntad y
juicio, aceptarán fácilmente la súplica. Estarán listos para discernir el camino
correcto.
"Las razones y los motivos se te han encubierto, sin embargo
di las palabras que te doy, no importa cuán dolorosas sean para ti. Las maneras
en que Dios guía a su pueblo son generalmente misteriosas. Tú pediste conocer el
camino de Dios. Tu súplica ha sido contestada. Dios sabe mejor que tú qué es lo
bueno y esencial para sus hijos. El Señor no los guía jamás de otro modo que el
que ellos mismos escogerían si pudieran ver tan claramente como El qué es lo que
deben hacer para tener caracteres que los harán aptos para las cortes
celestiales".
El pueblo que Dios está guiando debe aventurarse basado en
su Palabra. Deben avanzar por fe. Hay verdades que se les ha confiado, que deben
obedecer. La obra de Dios es agresiva. Nadie puede estar en una posición neutral
y a la vez ser un soldado en el ejército del Señor. Dios tiene mandatos para su
pueblo, y si están en estrecho contacto con El, oirán su voz y mantendrán el
paso con su Capitán. Avanzarán en el conflicto para pelear las batallas del
Señor. Pero aquellos que están en una posición indiferente, sin comprometerse,
no ganarán victorias. Debemos trabajar por fe y no por vista, permitiendo que
Dios dirija la lucha... Imbuídos y estimulados por el Espíritu de Dios, deben
llevar este mensaje, sin preocuparse ni calcular los resultados. Deben hacer su
parte y dejar el resto con Dios (Manuscrito 29, del 21 de noviembre de 1890,
"Diario", visión del 29 de noviembre de 1890).
No hay comentarios:
Publicar un comentario