miércoles, 27 de agosto de 2014

El Combate de la Fe



El Combate de la Fe



    "
De manera que la fe es por el oír, y el oír la Palabra de Dios". Rom. 10:17
           

“Si combatieseis el combate de la fe con todo vuestro poder de voluntad, habéis de vencer” (Mensajes a los Jóvenes: 152). Cuál es este combate de la fe?  Pablo habla a respecto de esto: “Combate el buen combate de la fe. Toma pose de la vida eterna” (1 Tim. 6:12).
            Si combatieses el combate de la fe con toda vuestra fuerza de voluntad, no restaría fuerza de voluntad para cualquier otra cosa! Si es verdad que “todo el fracaso por parte de los hijos de Dios es debido a su falta de fe” (PP:705), donde debemos aplicar entonces nuestro esfuerzo y atención ? Por extraño que parezca, no lo es también en la propia fe, y si, en el objeto de la fe y en la fuente de la fe, que es Jesús! Es por eso que es tan importante tomar tiempo, día a día, para conocer a Jesús.
            Sin pasar tiempo en comunicación, en comunión, no habrá fe ni confianza. La mejor definición de fe es confianza en Dios (Obreros Evangélicos:259). No existe eso de establecer una relación de confianza sin pasar tiempos juntos. Nadie conoce a otra persona sin haber tenido tiempo para comunicarse con ella.
            Así como no podemos subsistir físicamente sin comer, las relaciones también no pueden subsistir sin comunicación. Mi padre acostumbraba contarme de un hombre que enseñó a no comer a su caballo. Así salía más económico. Infelizmente, justo cuando acabó de adiestrarlo, el caballo murió!
            Si yo dejo de alimentar mi vida física, tal vez consiga ir pasando durante algún tiempo como resultado de lo que ya comí. Podría vivir un poco tiempo con la grasa acumulada. Pero más temprano o más tarde, acabaría cayendo sobre la vereda o en cualquier otro lugar. Y la persona que al comienzo se hizo cristiana y experimentó el inicio de la vida espiritual, tal vez consiga proseguir un poco más sin dedicar tiempo para alimentar su alma; más temprano o más tarde, sin embargo, acabará siendo un deplorable montón en la vereda espiritual. Únicamente comiendo y bebiendo constantemente del Pan y del Agua de la Vida tendremos una espiritualidad vigorosa y sana.


La Fuente del Poder de Jesús
“Habiéndose levantado alta madrugada, salió, fue para un lugar desierto, y allí oraba” (Mar. 1:35).
            Al considerar la importancia de dedicar tiempo a la comunión y compañerismo personal con Dios, tenemos también el propio ejemplo de Jesús durante Su vida sobre la Tierra. El pasaba tiempo a solas con el Padre ? Se nos declara que muchas veces las primeras horas de la mañana Lo encontraban en la falda de la montaña o entre los árboles de la floresta, a solas con Dios.
            “Era en las horas de oración solitaria que Jesús, en Su vida terrestre, recibía sabiduría y poder... {Sigamos} Su ejemplo, buscando, en la aurora y al crepúsculo, unos momentos tranquilos para la comunión con... {nuestro} Padre celestial” (Educación:259). “Diariamente  cercado de tentación, sufriendo la continua oposición de los guías del pueblo, Cristo sabía que tenía que fortalecer Su humanidad a través de la oración. Para que fuese una bendición a los hombres, precisaba comulgar con Dios... Así les mostró a Sus discípulos el escondite de Su fuerza. Sin esta comunión diaria con Dios, ninguna criatura humana podrá conseguir poder para el servicio” (CPPA:291). “Después de pasar horas con Dios, Se presentaba mañana tras mañana para comunicar a los hombres la luz del Cielo” (PVGM:139).
            Si Jesús necesitaba de esa comunicación con Su Padre a fin de llevar una vida de fe, cuán mayor necesidad no tenemos nosotros ? La fe genuina proviene solo de la comunión con Dios, del estudio de Su Palabra y de la oración. “La fe es por el oír, y el oír la Palabra de Dios” (Rom. 10:17). Sin persistente comunión con Dios, no creceremos en la gracia. Para la victoria, el poder y la obediencia, la comunión con Dios constituye una absoluta necesidad.
            Yo pensaba que la manera de ser cristiano era esforzarse bastante para llevar una vida buena. Entonces, si hubiese algún tiempo disponible, tendría que leer la Biblia y orar un poco. Pero, para tener una vida cristiana progresiva, vibrante y saludable, precisamos dedicar tiempo a la comunión con Cristo. Es así de simple! Es en esto que debemos aplicar nuestro esfuerzo. No constituye una opción en la vida cristiana, sino que la base vital.
            Cuando nos aproximamos inicialmente de Dios y aceptamos el ofrecimiento de Su justicia a cambio por nuestros pecados, comienza nuestra vida espiritual. Con la renovación diaria de nuestra aceptación, contemplándolo diariamente, mantenemos la realidad de nuestra aceptación por El y la vida espiritual continua.


Confiad Únicamente en Dios
“Bien aventurado el hombre que pone en el Señor su confianza” (Sal. 40:4)
            Cierta vez estaba haciendo una semana de oración con un grupo de estudiantes de Medicina. Una pregunta presentada fue la siguiente: “Podría decirnos cómo vivir la vida cristiana de modo práctico y comprensible ? No esa recomendación de estudio de la Biblia, oración y testimonio, sino algo que realmente sea práctico”.
            El estudio de la Biblia es comparado en las Escrituras al acto de comer del Pan de la Vida y beber del Agua de la Vida. La oración es denominada la respiración del alma. Y testimoniar es comparado al ejercicio. Por consiguiente, podríamos reformular la pregunta de este modo: “Doctor, podría tener la bondad de decirnos cómo vivir con salud ? No nos de la recomendación de comer, beber, respirar y hacer ejercicio, sino que algo que realmente sea práctico”.
            Es fácil omitirlo porque es tan simple. No hay sucedáneo para la comunicación particular con Dios día a día. El culto familiar es significativo y el culto público también. Pero igualmente necesitamos pasar un tiempo a solas con Dios, alimentando así nuestra propia alma.
            Cierta ocasión, un colega en el ministerio me dijo que los laicos en general estaban tan ocupados ganando la subsistencia y preservando la unidad del cuerpo y del alma, que no se podía esperar que tomasen tiempo para estar a solas con Dios. El pastor tendría que hacerlo por ellos, transmitiéndoles entonces lo que recibiese. Concordáis con eso ? Yo no pude hacerlo.
           
    Me gustaría sugerir que uno de nuestros mayores problemas en la religión cristiana hoy en día es que las personas están constantemente dependiendo de los otros. Es agradable disponer de personas de la misma índole, de la misma frecuencia. Pero mi comunión con Cristo jamás debe depender de quien está o no en la ciudad. No puedo esperar que los otros piensen, estudien y oren por mí. Necesito hacerlo por mí mismo.
            La vida devocional no es algo que dejamos de lado, encerrando a Dios en una caja, abandonándolo y prosiguiendo sin El durante el resto del día. La esencia de la vida devocional día a día es que ella debe ayudarme a establecer la práctica de tener la noción de la presencia de Dios durante todo el día. Reconocer la presencia de Dios momento a momento, hora tras hora, del comienzo hasta el fin del día, es nuestro blanco y el Suyo.


Perdido y Hallado
“Pensando , sin embargo, que El estaba entre los compañeros de viaje, fueron camino de un día” (Luc. 2:44).
            Jesús tenía 12 años de edad la primera vez que Sus padres Lo llevaron junto con ellos para asistir a la fiesta anual de la pascua. Al volver de Jerusalén, Jesús se quedó atrás. José y María no lo sabían. Pensando que estuviese entre los compañeros de viaje, fueron caminando todo un día sin Él. Al llegar, sin embargo, la noche, percibieron que Jesús no había venido con ellos. Lo buscaron entre los parientes y entre los conocidos. Como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén a buscarlo. Al tercer día, Lo encontraron en el Templo, sentado en medio de los doctores y maestros de la ley, oyéndolos e interrogándolos. “Y cuando Lo vieron, se maravillaron, y Su madre le dijo: Hijo, por qué hiciste eso con nosotros ? He aquí que tu padre y yo te buscábamos ansiosamente. Y El les dijo: Porque me procurabais ? No sabéis que Me conviene tratar de los negocios de Mi Padre ? (Luc. 2:48-49).
            Hay una importantísima lección para nosotros en este relato. Es posible perder a Jesús sin saberlo. “En nuestras relaciones unos con los otros, debemos estar atentos para no perder a Jesús, continuando el camino sin advertirnos de que El no se encuentra más con nosotros. Cuando nos absorbemos en cosas mundanas, de manera que no tenemos un pensamiento para Aquel en quien se concentra nuestra esperanza de vida eterna, nos separamos de Jesús y de los ángeles celestiales. Esos santos seres no pueden permanecer donde la presencia del Salvador no es deseada, y Su ausencia no es sentida. He aquí porque tantas veces se hace sentir el desánimo entre los profesos seguidores de Cristo” (DTG:72).
            Es posible perder a Jesús en un día, suponiendo que El está en nuestro medio. Cuando comenzó a ponerse obscuro, José y maría descubrieron Su ausencia. Pasaron entonces a buscarlo entre los parientes, pero no consiguieron encontrarlo. Finalmente, volvieron a Jerusalén, y Lo encontraron donde lo habían perdido. Es ahí también que siempre encontraréis a Jesús: donde Lo visteis por la última vez. Volved al lugar en que os separasteis de Él.
            Es maravilloso tener amigos y parientes que conocen a Jesús. No dependáis, sin embargo, de su relación con El. Debéis buscarlo por vosotros mismos. Solo podemos permanecer al lado de Jesús mediante comunión personal con El día a día.


Perdidos por Negligencia
“Como escaparemos nosotros, si negligenciamos tan grande salvación ?” (Heb. 2:3).
            “Si José y María hubiesen firmado la mente en Dios, mediante meditación y oración... no habrían perdido de vista a Jesús. Por la negligencia de un día perdieron al Salvador; les costó, sin embargo, tres días de ansiosa búsqueda el volver a encontrarlo. Lo mismo sucede con nosotros... podemos perder en un día la presencia del Salvador, y tal vez nos lleve muchos días de dolorosa búsqueda el volver a encontrarlo, y reconquistar la paz que perdimos” (DTG:71-72).
            Cuando perdemos de vista a Jesús, el diablo procura evitar que volvamos a encontrarlo, no es verdad ? Cuando desvío la atención de Jesús, Satanás se presenta con sus atrayentes disfraces, y yo caigo en pecado. Entonces él dice: “Ahora Dios probablemente está furioso contigo.  Es mejor que te portes bien durante algunas semanas, dándole la oportunidad de calmarse, antes que procures volver hacia El”. Diez días después él me asalta nuevamente, y yo caigo otra vez. Satanás sugiere entonces que yo espere otras dos semanas más! Ese tipo de espera puede continuar indefinidamente. Podemos tener la desgracia de perder de vista a Jesús en una reunión general, pensando que El está entre nosotros, y tal vez llevemos todo un año para volver a encontrarlo. Por qué ? Porque El está perdido ? No! Esto se da por negligencia de nuestra parte.
            “Muchos asisten a servicios religiosos, y son refrigerados y confortados por la Palabra de Dios; pero, debido a la negligencia de la meditación, vigilancia  y oraciones, pierden la bendición, sintiéndose más vacíos que antes de recibirla” (DTG:72).
            Ya observasteis cómo una reforma a veces es seguida de una más profunda apostasía ? Ya visteis un reavivamiento en un colegio o en una iglesia, verificando después que las cosas se volvieron peores que antes ? Cuál es el problema ? La negligencia de la meditación, vigilancia y oración.
           
            Si José y María hubiesen hecho como Jesús, tratando de los negocios de Su Padre, no habrían perdido de vista a Jesús.  Ese era su encargo; y ese también es mi encargo hoy día - permanecer bien cerca de Jesús.
            El principio envuelto en la salvación por la fe es el principio del tranvía, y no el principio de la batería. La energía termina en el momento en que es cortada la conexión con la red eléctrica. Solo seremos verdaderos cristianos si llegamos a tener una experiencia diaria con las cosas de Dios.


Salvos para Compañerismo
“Habitaré y andaré entre ellos; seré su Dios, y ellos serán Mi pueblo” (2 Cor. 6:16).
            Hay aquellos que dicen que nuestra salvación depende totalmente de la obra de Cristo, y que cuando nos allegamos inicialmente a Jesús estamos tan salvos como lo seremos un día. Esto es verdad. El ladrón en la cruz estaba salvo en el día en que se allegó a Jesús como lo habría estado 40 años más tarde, si continuase viviendo. Pero él tuvo la ventaja de morir poco después de eso, lo que no es el caso de la mayoría de nosotros!
            Aun cuando nuestra salvación se basé en la obra de Cristo, ninguno de nosotros estará salvo por más tiempo que el que mantengamos una viva comunión con Cristo. “El hombre pecaminoso solo puede hallar esperanza y justicia en Dios; y ningún ser humano es justo por más tiempo que aquel que tiene fe en Dios, y con El mantiene una conexión vital” (TM:367).
            Fue la entrada del pecado en el mundo que hizo necesaria nuestra salvación. Y cuál fue el pecado ? El pecado fue una relación interrumpida, una separación de Dios. El Señor no pudo más andar con el hombre al comenzar el día, ni comunicarse con él face a face. Fue para restablecer esa comunión interrumpida que Jesús vino a vivir y a morir por nosotros. Por medio de Jesús es restaurada nuestra comunión con el Padre. El objetivo de la salvación no es solamente que vivamos eternamente, libres de toda tristeza, en las mansiones celestiales preparadas para nosotros. El propósito de la salvación es restaurarnos a la comunión con Dios que fue rota con la llegada del pecado.
            No somos salvos por la vida devocional. Somos salvos por nuestra aceptación inicial y continuada del sacrificio de Cristo en nuestro favor, allegándonos a El día a día. Pero, para qué somos salvos ? Somos salvos para ser los amigos de Dios que debíamos ser de acuerdo con el objetivo de nuestra creación, salvos para compañerismo y comunión y relación con El.
            Esta comunión con El nos da la certeza de la vida eterna. Por medio de esta comunión con Cristo, contemplándolo, El también es capaz de efectuar la modificación en nuestra vida que nos ponga en armonía con Su Persona. De la relación con Cristo adviene la victoria, poder para la obediencia, fe, los frutos del Espíritu y la habilitación para el servicio en pro de los otros.


Mirando para Jesús
“Mirad para Mi, y sed salvos, vosotros, todos los habitantes de la Tierra; porque Yo soy Dios, y no hay otro” (Isa. 45:22).
            En toda nuestra experiencia devocional, la necesidad es de empeñarse teniendo en vista la comunicación o comunión con Jesús. Tiempo a solas, al comienzo de cada día, para buscar a Jesús, ese es el blanco.
            Si estoy procurando tener comunión con Jesús, pasaré más tiempo estudiando los cuatro Evangelios, o algún punto de la Historia o de la Profecía ? Si busco la comunión con Jesús, escogeré un libro de censura y reprensión o El Deseado de Todas las Gentes ? Hagamos una distinción aquí. Hay muchas personas que se alejaron de Ellen G. White y sus escritos porque alguien se excedió en lo que podemos llamar de escritos instructivos. Hay libros enteros cuyo objetivo principal es dar instrucción, consejo y reprensión.
            Hay otros libros que podemos llamar de escritos inspiradores. Esto no significa que no se pueda encontrar alguna instrucción en los libros inspiradores, y alguna  inspiración en los instructivos. Pero existen estos dos tipos generales de escritos.
            Una persona que solo estudia los libros instructivos, con frecuencia se vuelve el tipo de individuo que anda para acá y para allá con un testimonio especial para su prójimo del otro lado de la nave de la iglesia. Tiene una reprensión y censura para todas las ocasiones. Por favor, no me entienda mal cuando decimos que los Testimonios para la Iglesia pueden ser un arma peligrosa en las manos de alguien que no sabe como leer El Deseado de Todas las Gentes o El Camino a Cristo. Si una persona no sabe sentarse como María a los pies de Jesús, y conocer personalmente Su amor y bondad, podrá usar los Diez Mandamientos como un arma letal. La ley y el evangelio precisan ir juntos.
            El estudio de los escritos instructivos tiene su lugar. Pero en el periodo de comunión con Jesús día a día, a fin de volvernos íntimos amigos de Él, precisamos estudiar Su vida. “Nos haría bien pasar diariamente una hora a reflexionar sobre la vida de Jesús. Debemos tomarla punto por punto, y dejar que la imaginación se apodere de cada escena, especialmente de las finales. Al meditar así en Su gran sacrificio por nosotros, nuestra confianza en El será más constante, nuestro amor vivificado, y seremos más profundamente imbuidos de Su espíritu” (DTG:72).
           
 Es mirando para Jesús y exaltando a Jesús que somos transformados a Su imagen.


Dr. Morris Venden     

Fuente: http://sermonesadventistas.blogspot.com/2009/09/el-combate-de-la-fe-por-morris-venden.html

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