"E
indiscutiblemente, grande es el ministerio de la piedad: Dios fue manifestado en
carne, justificado en el espíritu, visto de los ángeles, predicado a los
gentiles, creído en el mundo, recibido arriba en gloria." 1 Tim. 3: 16.
¿Fue la naturaleza humana del hijo de María transformada en la
naturaleza divina del Hijo de Dios? No, ambas naturalezas fueron misteriosamente
fusionadas en una sola persona: el Hombre Cristo Jesús. En El moraba toda la
plenitud de la Divinidad corporalmente. Cuando Cristo fue crucificado, fue su
naturaleza humana la que murió. La Deidad no se debilitó ni murió; eso habría
sido imposible. Cristo, el Inmaculado, salvará a cada hijo e hija de Adán que
acepte la salvación ofrecida, y que consiente en ser hijo de Dios. El Salvador
compró a la raza caída con su propia sangre. Este es un gran misterio, un
misterio que no será total y completamente comprendido en su magnitud hasta que
la traslación de los redimidos tenga lugar. Entonces el poder, la grandeza y la
eficacia del don de Dios para el hombre serán entendidos. Pero el enemigo está
decidido a que este don esté envuelto en el misterio que llegue a ser
insignificante.
Tendremos que enfrentar falsos sentimientos. Nunca,
nunca podremos permitimos poner nuestra confianza en la magnificencia humana,
como algunos lo han hecho, mirando al hombre como los ángeles en el cielo lo
hicieron con el rebelde Lucifer y finalmente perdieron el sentido de la
presencia de Cristo y de Dios. ¿Quién, escudriñando, puede descubrir a Dios en
su perfección? Los evangelios presentan el carácter de Cristo como infinitamente
perfecto. Desearía poder decir esto de modo tal que el mundo entero pudiera oír
el propósito de la misión y obra de Cristo. Lean y escudriñen las Escrituras, en
las cuales Jesús aparece como el ideal divino de nuestra fe. Cuando el ser
finito, bajo la sutil influencia del tentador, comienza a cuestionar las
palabras de Aquel a quien se llama "Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre
eterno, Príncipe de paz" (Isa. 9: 6), su concepto de sí mismo aumenta y el de
Cristo y Dios disminuye. . .
Los hombres más talentosos de la tierra
podrían hallar abundante motivo de placer -desde ahora hasta el juicio- por
todas las facultades otorgadas por el Señor, en ensalzar el carácter de Cristo.
Pero aun así no lograrían presentarlo como El es. Los misterios de la redención,
incluyendo el carácter divino-humano de Cristo, su encarnación, su expiación por
el pecado, podrían emplear las plumas y las facultades mentales más agudas de
los hombres más sabios a partir de ahora hasta que Jesús sea revelado en las
nubes del cielo en poder y gran gloria. Sin embargo, aunque esos hombres
pusieran toda su capacidad para tratar de ofrecer una representación de Cristo y
su obra, la misma estaría lejos de la realidad. . .
El tema de la
redención ocupará la mente y la lengua de los redimidos a través de las edades
eternas. El reflejo de la gloria de Dios brillará siempre y para siempre del
rostro del Salvador (Carta 280, del 3 de septiembre de 1904, dirigida a los
ministros, médicos y maestros).
no see entiende que es????
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