"A
ordenar que a los afligidos de Sión se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de
gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y
serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya." Isa.
61: 3.
La aflicción y la adversidad pueden causar muchos inconvenientes
y ocasionar profunda depresión, pero es la prosperidad lo que puede hacer
peligrar la vida espiritual. A menos que el individuo se someta constantemente a
la voluntad de Dios, a menos que haya sido santificado por la verdad y posea la
fe que obra por el amor y purifica el alma, la prosperidad seguramente
despertará la inclinación natural a la presunción. . .
En el valle de la
humillación, donde los hombres dependen de Dios para que les enseñe y los guíe a
cada paso, existe relativa seguridad. Empero, los que tienen una relación viva
con Dios oren por quienes se hallan en la encumbrada cima, los que por su
posición exaltada, se espera que tengan mucha sabiduría. A menos que los tales
sientan su necesidad de un Brazo más fuerte que el brazo humano en el cual
apoyarse, a menos que dependan del Señor, su visión de las cosas se
distorsionará, y fracasarán.
El Señor me ha instruido para que inste al
hombre a entender que es un ser humano. La iglesia de Cristo necesita mantener
una estrecha comunión con el Señor Jesús. Los que más sienten su dependencia de
Dios son generalmente los que tienen menos tesoros terrenales de los cuales
depender.
De todos los árboles, el pino albar es uno de los cuales los
cristianos podemos extraer mejores lecciones inspiradoras. Las raíces de éste
requieren menos tierra que cualquier otro árbol. En suelo seco y en medio de
áridas rocas halla suficiente alimento para mantenerse tan verde en invierno
como en verano. Con una mínima cantidad de tierra en sus raíces, se destaca
entre todos los otros árboles del bosque al alcanzar la más elevada altura, que
apunta al cielo. Sería bueno que plantáramos y cultiváramos el pino albar puesto
que éste constituye una demostración práctica que trae a la mente de todos lo
que un cristiano debería ser.
Desearía poder presentar el significado de
este símbolo como me lo fue mostrado. Los miembros de la iglesia que permanecen
en su puesto y lugar son árboles de justicia, la plantación del Señor. Aunque
las circunstancias que los rodeen puedan ser adversas, sin embargo, al igual que
el pino con escasa tierra en sus raíces, constantemente se elevan hacia el
cielo, tomando su nutrimiento de lo alto. Como las fragantes ramas del árbol,
ellos imparten gracia por la gracia recibida. El alimento oculto que proviene de
Dios, lo devuelven en el más puro servicio. . .
El Señor requiere las
mejores energías de cada hombre. Nadie puede encontrar en ser humano alguno la
fortaleza que lo capacitará para servir a Dios con todas sus fuerzas. Debe
participar de la naturaleza divina (Diario, Manuscrito 145, del 2 de septiembre
de 1902).
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