"Yo soy
el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para
siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del
mundo." Juan 6: 51.
A fin de tener salud y vitalidad en el alma, el
Médico divino prescribe comunión con El. Debemos sentamos a sus pies y aprender
de El cómo ser mansos y humildes de corazón. La salud espiritual depende del
alimento que se da a la mente y del aire que se respira.
El alma
necesita alimento, y a fin de conseguirlo, debe estudiarse la Palabra de Dios. .
Para curar la enfermedad es esencial inspirar aire puro. Y no es menos esencial
que la atmósfera que respiramos en la vida espiritual sea pura. Esto es
imprescindible para el crecimiento saludable en la gracia. Respiren la atmósfera
pura que produce pensamientos puros y palabras nobles. Escojan asociarse con los
cristianos. El cristiano no tendrá salud espiritual a menos que sea cuidadoso
con respecto a sus compañías. . .
Cada cristiano que lo es en verdad,
debe crecer. Debe crecer constantemente en sabiduría y conocimiento. Día tras
día debe aproximarse a la estatura plena de un hombre en Cristo Jesús. A fin de
ser seguidor del Maestro, debe crecer. Debe avanzar en un aprecio más profundo
del amor de Dios y en un conocimiento más claro de su voluntad. Si su luz no
brilla más y más resplandecientemente, su fe se vuelve débil y su amor
enfermizo. Y a menos que perciba y reconozca su peligro, estará haciendo más
daño a la causa de Dios que un incrédulo declarado. La piedad abandona el templo
del alma. Se aparta descuidadamente de sus deberes y responsabilidades.
Crucifica de nuevo al Hijo de Dios y lo expone a la vergüenza.
El
ejercicio es esencial para crecer en la gracia. Cuando se ejercita en las cosas
espirituales a los que están espiritualmente enfermos, se produce una
transformación del carácter. La salud de la vida espiritual depende del
ejercicio. Pero la espiritualidad no puede crecer mientras el corazón esté lleno
de las úlceras corruptoras del egoísmo. El alma debe ser limpiada y purificada
por la gracia refinadora de Dios. El canal de comunicación entre la tierra y el
cielo debe ser mantenido libre de toda obstrucción, a fin de que el alma pueda
recibir de Cristo una provisión de agua viviente. Se debe someter a prueba cada
músculo y articulación espiritual. Dios nos ha dado muchas oportunidades para
trabajar para El. A menos que aprovechemos estas oportunidades, no podremos
crecer como cristianos. Cuando Cristo, la esperanza de gloria, se forme en el
interior, se verá un cambio definido en la experiencia religiosa de quienes
profesan ser cristianos (Manuscrito 50, del 9 de junio de 1901, sin título).
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