"Pero
acerca del amor fraternal no tenéis necesidad de que os escriba, porque vosotros
mismos habéis aprendido de Dios que os améis unos a otros." 1 Tes. 4: 9.
La verdad, la preciosa verdad debe santificarnos, subyugarnos,
refinarnos, elevarnos, y finalmente exaltarnos hasta un trono a la diestra de la
Majestad del cielo. ¿Nos debilitaremos en poder espiritual por falta de
ejercicio? ¿Pasaremos día tras día sin una experiencia clara y definida en la
vida religiosa por permitir que nuestras mentes sean absorbidas por los negocios
del mundo?
Aquí, mi querido hijo [Edson] está tu peligro. Aquí están los
ardides de Satanás, enredándote. Las mismas facultades u órganos que cultivas se
fortalecen e imperceptiblemente te estás colocando en una posición que te
incapacitará para realizar la obra de Dios. El tiempo que deberías dedicar
fervientemente a ella, en realidad lo estás usando para hacerte incompetente
para la obra que Dios te concedería el honor de realizar en su causa. Pretexto
tras pretexto has concebido en tu mente para excusarte de asumir la tarea que
podrías hacer inmediatamente, pero estás esperando que este objeto se consiga o
aquel proyecto se cumpla. No es para hacer una gran obra que estás capacitado
ahora, sino son las pequeñas obligaciones relacionadas con la obra de Dios, las
responsabilidades menores sobrellevadas con humildad y fidelidad, las que te
calificarán para las responsabilidades mayores, para los cargos más importantes.
Debes cultivar la pureza de motivos, los intereses generosos.
Manténte
cerca de Willie, tu hermano menor. Que ninguna emulación o contienda separe tu
corazón y afectos de él. Qué ningún sentimiento egoísta o celo encuentre cabida
en ti. Desaloja de tu corazón todas estas cosas. Cultiva el amor, la confianza,
la responsabilidad. Vive a la altura de las normas bíblicas. Practica la luz que
Dios te ha concedido. Demuestra, con actitudes y palabras amables y con hechos
generosos, tu verdadero interés y afecto por Willie. Todos los progresos que
realices se reflejarán nuevamente en ti. Nunca estaré satisfecha hasta que los
vea a ambos sólida, fuerte y amorosamente unidos en los lazos más estrechos de
amor fraternal. Dios los ayudará a trabajar en este sentido. Tú eres mayor que
Willie y debes procurar en toda forma ayudarlo y ligarlo a tu corazón. Ámense
como hermanos, sean compasivos, sean corteses.
La religión, hijo mío, no
es como algunos la consideran, una tarea intelectual, una teoría. Debe llevarse
a cabo en la práctica en todos los caminos y senderos de nuestra vida. Debe
regir la vida como así también convencer la mente. Sólo ella debe purificar el
corazón. Dios requiere de cada uno de los que profesamos su nombre que seamos
buenos ciudadanos y que la vida de integridad estricta y devoción pura deje una
brillante luz en el mundo (Carta 35, del 30 de julio de 1876, dirigida a sus
"Queridos hijos"; Edson acababa de cumplir 27 años; Willie tenía 21).
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