"No
améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el
amor del Padre no está en él." 1 Juan 2: 15.
La conformidad con el mundo
está causando desorientación a muchos de entre nuestro pueblo. Me siento
profundamente movida a insistir sobre este tema, puesto que el Señor me lo
muestra continuamente. . .
Si hubo un tiempo cuando los que tienen el
conocimiento de la verdad presente deberían estar orientados, es el tiempo
presente. Aunque nadie ha de actuar independientemente de sus hermanos, cada uno
debe llegar a conocer su propia condición, su situación exacta. La pregunta que
cada uno debe formularse a si mismo es: ¿"Cuál es mi relación con Dios?"
Es la conformidad con el mundo lo que está ocasionando que en nuestro
pueblo muchos equivoquen su rumbo. La corrupción de los buenos principios no ha
ocurrido de repente. El ángel del Señor me presentó este asunto en símbolos.
Parecía como si un ladrón estuviera acercándose furtivamente, cada vez más y
más, y gradual pero ciertamente robando la identidad de la obra de Dios,
incitando a nuestros hermanos a conformarse con las prácticas mundanales. . .
El Señor espera que hagamos los esfuerzos más diligentes para librarnos
del espíritu mundano que se introducido entre nosotros. . . Llama a una reforma.
En todo lugar donde los creyentes han adoptado principios mundanos, El desea que
se eleve una voz de advertencia. "Clama a voz en cuello", dice el Señor, "no te
detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la
casa de Jacob su pecado" (Isa. 58: l). . .Para muchos intelectos, la comprensión
de los tiempos en que estamos viviendo está tan lejana como el cielo de la
tierra. Parece que su deber de prepararse para encontrar a un Salvador que
pronto vendrá, está totalmente olvidado. Dios quiere que seamos conscientes, que
nos comportemos como seres racionales que están viviendo en las fronteras del
mundo eterno.
Recuerden que al prepararse para el reino celestial están
preparando a otros. Las escrituras afirman: "Haced sendas derechas para vuestros
pies, para que lo cojo no se salga del camino". . .
Mientras trabajemos
en las filas de Cristo, asiéndonos firmemente del brazo del Todopoderoso,
estaremos seguros; pero en cuanto nos soltemos y comencemos a depender de los
seres humanos nos hallaremos en gran peligro.
El Señor desea que este
mismo día alcancemos un nivel más elevado que el que hemos logrado alguna vez en
el pasado. Día a día debemos avanzar hacia lo alto, siempre hacia arriba, hasta
que pueda decirse de nosotros como pueblo: "Estáis completos en El" (Manuscrito
96, del 7 de julio de 1902, discurso pronunciado por la mañana temprano ante el
Concilio Médico Misionero de la Unión del Pacífico en Santa Elena, California).
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