"Y
Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en
la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos
en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que
guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos
los días, hasta el fin del mundo." Mat. 28: 18-20.
Los que habitan en el
país y tienen un conocimiento de la verdad y de las bendiciones que trae ese
conocimiento, debieran recordar las necesidades de los que están trabajando en
nuevos territorios, donde la tarea es dura y las facilidades escasas. . .
La instrucción que se da en el capítulo diez de Mateo nos muestra cómo
considera el Señor a los que van a trabajar para él en nuevos territorios. Lean
ese capítulo. Estudien lo que dijo Cristo con respecto a los peligros que
tendrían que enfrentar los mensajeros y las dificultades que tendrían que
soportar. "He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos" -les dijo a sus
discípulos-; "sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas"
(Mat. 10: 16). Hoy los que trabajan en territorios nuevos encuentran muchas
pruebas y dificultades. Necesitan la ayuda y la simpatía de los hermanos del
país de origen, donde las facilidades para trabajar son más abundantes y los
medios para hacerlo se consiguen más fácilmente.
Las últimas palabras de
Cristo a sus discípulos muestran la importancia que tiene la obra de diseminar
la verdad. Justamente antes de su ascensión les dio esta orden: "Por tanto, id y
haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y
del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os
he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del
mundo"
Cristo no limitó su tarea a un solo lugar. De su obra leemos. . .
"Pero él les dijo: Es necesario que también a otras ciudades anuncie el
evangelio del reino de Dios; porque para esto he sido enviado. Y predicaba en
las sinagogas de Galilea" (Luc. 4: 43, 44).
Qué bueno sería que todos
los que tienen la luz de la verdad siguieran el ejemplo dado por Cristo, y no
emplearan el tiempo, los talentos y los medios que Dios les ha dado en sólo uno
o dos lugares, cuando la luz de la verdad debe ir a todo el mundo. La
maravillosa manifestación de la gracia revelada en el mensaje evangélico debe ir
a todo lugar ( Carta 92 , del 8 de abril de 1902, dirigida a "Mis hermanos que
ocupan puestos de responsabilidad en la obra médico misionera).
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