"Y
les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que
creyera y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyera, será condenado."
Mar. 16: 15, 16.
Los obreros en la causa de Dios pueden aprender
valiosas lecciones de las instrucciones que Jesús dio a los setenta discípulos,
y de sus experiencias. Estos discípulos fueron enviados a los pueblos y ciudades
adonde Jesús mismo iba a ir después, para despertar interés en la obra de
Cristo, a fin de que la gente pudiera estar preparada para recibir las grandes
verdades que el Maestro les iba a impartir. . .
"Después de estas cosas,
designó el Señor también a otros setenta, a quienes envió de dos en dos delante
de él a toda ciudad y lugar adonde él había de ir. Y les decía: La mies a la
verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que
envíe obreros a su mies. Id; he aquí yo os envío como corderos en medio de
lobos" (Luc. 10: 1-3). . .
"En cualquier ciudad donde entréis, y os
reciban, comed lo que os pongan delante; y sanad a los enfermos que en ella
haya, y decidles: Se ha acercado a vosotros el reino de Dios" (Luc. 10: 8, 9).
Este debía ser el tema de su predicación. No debían perder de vista este
mensaje, ni entrar en controversia sobre asuntos que no eran esenciales; en caso
contrario iban a cerrar la puerta a las importantes verdades que Jesús les había
mandado que presentaran. Debían enseñar basándose en el Antiguo Testamento, para
explicar las profecías relativas a la misión y la obra de Cristo, y para
presentar verdades capaces de ablandar el corazón de la gente, a fin de que
pudiera estar preparada para recibir a Cristo cuando él viniera después. . .
Los setenta, a diferencia de los doce, no habían estado constantemente
con Jesús, pero habían escuchado con frecuencia sus instrucciones. Fueron
enviados bajo su dirección para trabajar como él mismo lo hacía. Por donde
fueran debían dar este mensaje: "El reino de Dios se ha acercado. Serán
admitidos en él todos los que reciban su mensaje y a su Mensajero. Este es el
día de oportunidad para ustedes". Debían presentar la verdad de Dios de tal
manera que la gente se sintiera inducida a tomar posesión de las bendiciones
puestas a su alcance ( Carta 119 , del 14 de abril de 1905, dirigida a los
miembros de la Iglesia de Nashville).
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