"Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados
hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él." 1
Juan 3: l.
"Por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él"
(1 Juan 3: 1). El mundo no comprende los principios que fundamentan nuestra
conducta. Debemos estar delante de Dios con una conciencia libre de ofensa. Hay
maravillosos privilegios para cada uno de nosotros. Dios nunca coloca delante de
nosotros una exigencia sin darnos el poder para cumplirla. Nunca nos pide que
demos un paso delante de El. El abre el camino y nosotros debemos marchar
detrás. Siguiéndole, no corremos peligro de extraviamos. Esta es la única forma
como podemos perfeccionar un carácter cristiano como mayordomos de la gracia de
Dios.
A nosotros nos han sido confiadas las verdades del Evangelio para
este tiempo. Es un tesoro maravilloso, y el Señor desea que nuestros ojos sean
iluminados y nuestros corazones reavivados. Desea vigorizarnos y fortalecernos
por el poder que nos da si somos fieles a El. Desea que cada uno de nosotros
perfeccione un carácter de acuerdo a la semejanza divina. El cristiano que no
hace esto arroja oprobio sobre Dios. Deshonra a su Salvador. Los que tienen
acceso a las palabras registradas en las Escrituras quedarán sin excusa si no
las aplican a sí mismos, si no purifican sus corazones de pecado, En el último
gran día habremos de ser juzgados por la luz que brilló desde el trono de Dios
sobre nuestro sendero...
Tener el camino iluminado por la claridad del
Evangelio de Cristo, tal como brilla la luz sobre nuestro sendero, implica una
imponente responsabilidad, Debemos avanzar paso a paso, con los ojos puestos en
nuestro Conductor. El no nos llevará ni un sólo paso fuera del camino correcto.
Dios dio a Cristo al mundo para salvamos de la muerte eterna.
¡Contémplenlo, contémplenlo! Continúen en la contemplación hasta que reflejen su
imagen. No acepten las palabras de ningún hombre, a menos que puedan ver que
está conformado a la imagen divina, porque si lo hacen respaldan su proceder
incorrecto; lo apoyan al pedirle su consejo y seguir sus directivas.
Lo
que necesitamos es la palabra pura de la Santa Biblia. Cristo nos exige
conformar nuestras vidas a su vida. Debemos conocer qué significa guardar los
mandamientos de Dios en verdad y justicia. El amor que estaba en el corazón de
Cristo debe estar en nuestro corazón, para que podamos revelarlo a los que nos
rodean (Manuscrito 66, del 25 de mayo de 1905, "La necesidad de la religión en
el hogar").
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