"Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis
resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes." Efe. 6: 13.
Satanás se está esforzando al máximo para introducir sofisterías
espiritistas, y para engañar las mentes. Cada seguidor de Cristo debe vestirse
ahora con toda la armadura de Dios y pelear valientemente contra las
intromisiones del poder de las tinieblas. No sean nuestros soldados sorprendidos
durmiendo en sus puestos. El mundo ha de ser amonestado. . .
Hay hombres
fuertes, preciosos a los ojos de Dios, que están fascinados. No se dan cuenta de
que están representados por las vírgenes insensatas. La filosofía espiritista
científica ha apartado sus mentes del mensaje que debe proclamarse en este
tiempo. Algunos viven sólo para criticar, pues se relacionaron con los que
aprendieron del gran engañador. Sus corazones portan el veneno de la serpiente y
están preparados para emprender una campaña de incredulidad.
Los que se
durmieron en sus puestos han de despertar ahora y aderezar sus lámparas. No
deben alimentar ni un solo vestigio de duda con respecto a la verdad para estos
tiempos. El hipnotismo de Satanás debe ser expuesto en su verdadera dimensión.
No hemos de caminar hacia Egipto, sino hacia Canaán.
El Señor me dice:
"Te he fortalecido para que des el mensaje para este tiempo. Despierta a los
hombres que han estado aceptando sofisterías. Son indiferentes a la gran
importancia de la hora presente y a los peligros del futuro". Algunos que en el
pasado tuvieron una experiencia genuina despertarán, porque sus vidas no han
sido una continua contradicción a la verdad. Poseen aceite en las vasijas con
sus lámparas. Ni uno de ellos debería estar dormido. . .
Nuestros
pensamientos, motivos y deseos han de ser colocados en obediencia a la voluntad
de Dios. Han de ser inspirados y guiados por El. Hemos de preguntarnos: "¿Estoy
usando todas mis facultades para mantener mi lámpara llena de aceite y
dispuesta, de modo que la luz de la verdad presente brille clara e intensamente?
¿Estoy despertando al mundo a este peligro? ¿Estoy guiando a las almas
moribundas a Cristo? ¿Estoy exhortando a los hombres para que vean que el fin de
todas las cosas está cerca?". . .
Los representados por las vírgenes
prudentes, que en el pasado vivieron una preciosa experiencia en la verdad, han
de levantarse ahora y aderezar sus lámparas. Los que oyeron los sofismas
extirpen de sus vidas todo indicio de estos. No usen tiempo para discutirlos. No
permanezcan en la niebla del escepticismo hasta que sea demasiado tarde para
encontrar el rumbo. La consagración total a Dios pone fin a todas las
imaginaciones e impostoras vanas y absurdas (Manuscrito 80, del 24 de agosto de
1904, "¡Levántense y aderecen sus lámparas!").
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