"El que
venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo. "Apoc.
21: 7.
Si quitamos la vista del yo y mantenemos una correcta relación
con Dios, manifestaremos una paciencia y una amabilidad que nos convertirán en
una bendición para todos aquellos con quienes nos relacionemos. Necesitamos
mantener una buena comunicación con el Señor, pues no estamos seguros a menos
que nos coloquemos bajo el amplio escudo de la Omnipotencia. Sólo allí puede
realizar el Señor, por medio de nosotros, el querer y el hacer su buena
voluntad, en tanto obramos nuestra salvación con temor y temblor. . .
Muchos necesitamos una comprensión más clara de lo que significa ser
vencedor por la sangre del Cordero y por la palabra de nuestro testimonio. Es
menester que aprendamos, a medida que progresemos en el conocimiento del Señor,
que su salida está preparada como la mañana. Ustedes han observado la salida del
sol y su gradual amanecer sobre la tierra. Poco a poco la claridad aumenta,
hasta que el sol aparece. Luego, creciendo constantemente, haciéndose cada vez
más fuerte, se intensifica hasta que tenemos la gloria plena del día. Esta
preparación de la mañana constituye una hermosa ilustración de lo que Dios desea
hacer por nosotros en cuanto al perfeccionamiento de nuestra experiencia
cristiana. No podemos realizar una obra casual en este mundo. Estamos procurando
una vida que se mida con la vida de Dios. Y no podemos cometer errores que darán
a otros un mal ejemplo.
Es necesario que mantengamos siempre ante
nosotros el rumbo que Cristo siguió. Fue un camino victorioso. Cuando el diablo
vino a El en el desierto pidiéndole que ordenara a las piedras que se hicieran
pan para poder saciar su hambre, el Salvador, aunque desfalleciente por la falta
de alimentos, se negó a llevar a cabo su sugerencia. . . Era disposición de Dios
que El pasara por esa experiencia, para que pudiera conmoverse ante los
sentimientos del hambriento y supiera compadecerse de los que estaban sufriendo
y padeciendo necesidades. . .
Así como el enemigo trabajó para derrotar
al Salvador, trabajará hoy con la familia humana. Pero en todo momento de
tribulación y dificultad recuerden que Cristo gustó experiencias similares y
salió de cada prueba sin mancha de pecado en su carácter. Vino a demostrar lo
que cada miembro de la humanidad puede llegar a ser por medio de su gracia. El
comprende cada contrariedad que debemos enfrentar y está listo para fortalecer a
los que luchan junto a El contra los poderes del mal. Quiere oír y responder sus
oraciones.
Cuando hayamos ganado el cielo y atravesemos las puertas de
la ciudad de Dios para escuchar las palabras: "Bien, buen siervo y fiel, entra
en el gozo de tu Señor", cuán insignificantes nos parecerán las pruebas y
dificultades que estorbaron nuestro sendero aquí ( Manuscrito 17, del 19 de
agosto de 1911, sermón predicado en Long Beach, California).
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