"Se
juntan contra la vida del justo, y condenan la sangre inocente. Mas Jehová me ha
sido por refugio, y mi Dios por roca de mi confianza." Sal. 94: 21, 22.
Firmemente clavada en la tierra, y extendiéndose hacia el cielo, hasta
el trono de Dios, hay una escalera de refulgente esplendor. El Señor está en el
extremo de ésta y su luz brilla en toda su longitud. Esta escalera es Cristo.
Con cada peldaño que suben, se están aproximando paso a paso al compañerismo con
los sufrimientos de Cristo y se están moldeando a la semejanza divina. Los
ángeles de Dios están constantemente ascendiendo y descendiendo por esta
gloriosa escalera. Ellos no les permitirán caer si mantienen su vista fija en la
gloria de Dios, que está en el extremo de la misma. Algunos están tratando de
asirse del último peldaño, sin comenzar por el primero. . .
Satanás está
procurando arrojar su sombra infernal a lo largo del sendero para obstaculizar
su viaje rumbo al cielo. Actúen como si tuvieran dentro de ustedes el poder de
lo alto, de modo que en el nombre de Jesucristo de Nazaret puedan resistir el
poder que está trabajando intensamente desde abajo. Tener en el corazón el
espíritu dulce y tierno de Jesucristo es más importante que cualquier monto de
autosuficiencia y ensalzamiento propio, que los separan de Cristo.
El
enseña a la humanidad a no ser nunca autosuficiente. Dice: "Aprended de mí, que
soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas" (Mat.
11: 29). Aprendan del que fue manso y humilde de corazón; del que prometió:
"Hallaréis descanso para vuestras almas". Esta maravillosa experiencia será
realidad, y podrán decir "¡Lo conozco a El! ¡Lo conozco! Lo he probado; lo he
probado, y nunca me ha fallado". . .
Si elevan sus peticiones a Dios, El
asegura que los oye. ¿Qué evidencias tienen? ¿Se sienten mejor que antes?
¿Piensan y examinan sus sentimientos para ver si ha ocurrido un gran cambio
interior? Deben avanzar apoyados en la Palabra de Dios y seguir derecho hacia
adelante, sabiendo que El responde sus oraciones porque ha prometido dar, si
ustedes lo piden. Ejercitando así la fe logran respuestas a sus peticiones. A
medida que trabajen para contestar sus propias oraciones, descubrirán que el
Señor se les revela como no lo hace con el mundo. . .
Comiencen ahora a
ascender más y más arriba. Valoren las cosas celestiales por encima de las
atracciones y los móviles terrenales. . . Aprendan a orar; aprendan a dar un
testimonio claro e inteligente, y Dios será glorificado en ustedes. Si confían
en El, si le encomiendan el cuidado de sus almas como a un fiel Creador, tendrán
la dulce seguridad de su amor (Manuscrito 85, del 30 de agosto de 1901, "Los
maestros tienen un Cristo permanente", tema presentado en una convención de
maestros de escuela primaria en Healdsburg, California).
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