"Y el
tercer ángel los siguió, diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su
imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano, él también beberá del vino
de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira; y será
atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero."
Apoc. 14: 9, 10.
El Señor desea que la obra del mensaje del tercer ángel
se realice con creciente eficiencia. Así como obró en todas las edades para dar
victorias a su pueblo, en este tiempo anhela alcanzar el cumplimiento triunfal
de sus propósitos para su iglesia. Ordena a los santos que avancen unidos,
marchando de fortaleza a una fortaleza mayor, de fe a una mayor seguridad y
confianza en la verdad y la justicia de su causa.
Tengamos siempre
presente que nuestra obra ha de progresar. Hemos de continuar conociendo al
Señor. El comprende los principios que impulsan cada mente. Ha sido testigo del
rumbo persistente y rebelde de algunos a quienes amonestó y aconsejó
reiteradamente. Su ojo que todo lo ve ha notado la desafiante continuación de
los planes humanos. El camino del hombre está delante de Dios. El conoce los
pensamientos. "Los ojos de Jehová están en todo lugar, mirando a los malos y a
los buenos" (Prov. 15: 3). El mira hasta los confines de la tierra y ve lo que
hay debajo de todos los cielos. El Señor escudriña los corazones.
Hemos
de permanecer firmes como una roca en los principios de la Palabra de Dios,
recordando que El está con nosotros dándonos fuerzas para enfrentar cada
experiencia nueva. Mantengamos siempre los principios de justicia en nuestras
vidas, para que podamos avanzar de fortaleza en fortaleza en el nombre del
Señor. Hemos de guardar como muy sagrada la fe que ha sido verificada por la
instrucción y aprobación del Espíritu de Dios desde nuestra temprana experiencia
hasta el presente. . .
Cuando el poder de la verdad se sienta en el
alma, sus principios dirigirán la vida diaria y aparecerá la piedad genuina. Use
sus capacidades para lograr decididos movimientos de reforma en las iglesias.
Reúna a su alrededor a quienes son fieles como el acero a estos principios, y el
Señor será glorificado en la labor que se lleve a cabo. Resuelva cada obrero que
no fracasará ni se desanimará.
Despierte a la gente a la importancia de
los tiempos en que vivimos, de modo que pueda ponerse bajo la disciplina de
Cristo. En su vida humana Cristo reveló una naturaleza divina: ningún defecto se
manifestó en su carácter. Contemplando su vida de renunciamiento y sacrificio
para ministrar la verdad al mundo, las vidas pueden ser transformadas, y pueden
aprender a reflejar su imagen. . .
No seamos indiferentes a nuestra
responsabilidad de formar caracteres justos, sino pongámonos bajo la influencia
modeladora del Espíritu Santo para desarrollar caracteres que reflejen la vida
divina (Carta 66, del 28 de agosto de 1911, dirigida a S. N, Haskell, presidente
de la Asociación de California).
a los PASTORES LES ENSEÑARON A NO PRDICAR DEL 3 ANGEL
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